Nadie sabe en qué noche sucedió, pero… ¿a quién diablos le importa la fecha? Los beatlemaniacos saben bien que de un pleitito de madrugada en la mansión de Kenwood entre John Lennon y su entonces mujer Cynthia Powell emanó «Across the Universe», una de las piedras preciosas del cancionero de The Beatles.
«Estaba en la cama, muy molesto con mi primera esposa, quien debió haber insistido tanto con algún tema que, cuando se durmió, yo quedé escuchando el eco de sus palabras. Me levanté, bajé las escaleras y esto se volvió en una especie de canción cósmica, en lugar de una pieza salida de mi irritación. No buscaba escribir, pero no me fue posible pegar el ojo sin poner algo en papel», le dijo Lennon a David Sheff en 1980, durante las tres semanas que el enviado de la revista Playboy convivió con el inglés en Nueva York. «Es como estar poseído, como un psíquico o un medium. Es algo que debe materializarse, que no te dejará conciliar el sueño, así que debes levantarte y convertirlo en algo para ya después dormir.»
Asumido el hecho de que las batallas de pareja son ricas en culebrones y poseen esa mágica peculiaridad de ocasionar gimnasia mental por horas, John desató el duende creativo a partir de una frase que se le pegó al cerebro cual cisticerco: “Pools of sorrow, waves of joy…”. Acto seguido, brotó el estupendo torrente lírico de «Across the Universe», incluyendo un mantra en sánscrito extraído de un encuentro con el gurú Maharishi Mahesh Yogi en 1967 y basado en la exaltación a una divinidad: «Jai Guru Deva Om«.
Con este tipo de perlitas Lennon se sintió letrista en estado de gracia frente a la revista Rolling Stone: «Es una de las mejores letras que he escrito, de hecho podría ser la mejor. Hay poesía y siempre me han gustado las piezas cuya letra despunta sin depender de la melodía.»
Sin embargo, y en ausencia de infortunios más relevantes que el evidente declive de su relación con Cynthia, el inspirado John padeció el desvalijamiento de uno de sus anhelos musicales en febrero de 1968, cuando se efectuaron las respectivas sesiones de grabación en Abbey Road. El combo Paul-George-Ringo se opuso tajantemente a que «Across the Universe» fuese el siguiente single de la banda y optó por darle bola a un corte desabrido: «Lady Madonna».
Aunque no embistió a sus compañeros cual Miura al trapo, Lennon pateó el panal de la calamidad: «Me decepcioné. La canción nunca salió como (parte) de The Beatles y se la di al Fondo de Vida Silvestre de Gran Bretaña. Luego, cuando trajeron a Phil Spector para producir el disco Let It Be, la sacó de los archivos y la sobrescribió. Las guitarras están desafinadas y yo sueno desafinado porque estoy destruido psicológicamente. No recibí apoyo ni ayuda. La canción jamás se lanzó como debía.»
En este tema que tanto defendió el geniecillo de las gafas la frase «Nothing’s gonna change my world» se repite doce veces. Y aun así, para diciembre de 1968, el mundo de John ya había cambiado por completo: ni tenía su sencillo predilecto sonando en la radio ni a su esposa durmiendo en la recámara.
«Images of broken light which dance before me like a million eyes, they call me on and on across the universe…»
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