Ya bien entrada la noche del 2 de octubre de 1992, con chamarra de cuero y muñequeras blancas, Bruce Dickinson aprovechó una brevísima pausa en el humeante Palacio de los Deportes de la Ciudad de México. Aún no se cortaba la melena, así que batalló para que su rostro emergiera de entre las cortinas de la rudeza. Con gesto serio ajustó el micrófono y alistó una homilía ante 18,000 enardecidos feligreses.
Iron Maiden había interpretado ocho canciones y en la orden del día seguía un tema de Fear Of The Dark, álbum grabado en los tiempos en que los noticiarios abordaban minuto a minuto la Guerra del Golfo, bautizada por el dictador Saddam Hussein como «La madre de todas las batallas».
«Esta canción habla de algo que seguimos haciendo en la actualidad: desatar guerras, aniquilar personas y mierda y media más. Desgraciadamente quienes inician esto son los políticos y quienes las terminan son individuos comunes. Esta canción es precisamente acerca de una persona común y corriente en la Guerra del Golfo que no tiene deseos de matar», mencionó el frontman.
Dicho esto, Dave Murray arrancó «Afraid to Shoot Strangers» con ese arpegio sofisticado y lloroso que cimbra los huesos y que poco después se rompe en mil pedazos, dando paso a un clímax desbocado y a un Dickinson rabioso, iracundo y encolerizado que se desgañita cual soldado trastornado y perdido en una tormenta de balas. Uno de tantos testimonios metaleros de los infortunios de la guerra.
Con las confidencias líricas de Bruce, nunca han escaseado los clavadísimos en la cosmogonía «maideana» que desean acrecentar la historieta y encontrar la esquina que conecte a una canción con el mundo real. Así, cientos de fanáticos del grupo británico intentaron saber por todos los medios la identidad del supuesto soldado que se rehusaba a matar enemigos en el convulso Golfo Pérsico. Para su desdicha, buscaron humo, ya que ni el vocalista ni el bajista y jefe del colectivo, Steve Harris, dieron coba al asunto ni han revelado si se trataba de un caudillo en particular. Y ya se esfumaron muchos años.
El 21 de junio de 2013, Iron Maiden actuó en Graz como acto estelar del festival See Rock. Ahí el viejo y sonriente Dickinson, ya con melena cercenada y envuelto en un elegante saco, se dirigió a la concurrencia austriaca antes de entonar «Afraid to Shoot Strangers», y esfumó en definitiva los ganchos de los cuales pudieran colgarse las elucubraciones y divagaciones de los fanáticos: «Trata sobre un soldado… cualquier soldado, en cualquier época, en cualquier sitio, en cualquier país, simplemente preguntándose a sí mismo si tiene la convicción de cumplir con el deber…»
Contundente palabra del hombre parido por el heavy metal. Metáfora adaptada a tantos contextos, a tantas batallas y a tantas refriegas a las que uno quiera aludir, donde lo único relevante es el sinsentido de las guerras. Sí, los devotos buscaban vil humo, al igual que muchos soldados que fueron enviados a ese conflicto… sin conocer ni comprender exactamente el porqué.
«Lying awake at night I wipe the sweat from my brow, but it’s not the fear ‘cos I’d rather go now…»
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