Haber colocado cuatro álbumes en el Billboard 200 habla bien de cualquiera, pero más cuando se trata de alguien como Joan Osborne, aquella güera de rizos que cantaba “One Of Us” y a quien previamente un par de accidentes la llevaron, sin querer, al embudo de la música.
El primero de ellos, al ser corrida por su madre en la adolescencia tras ser sorprendida teniendo sexo en casa con un amigo. Y el segundo, al ser vista por un cazatalentos mientras interpretaba un cover de Billie Holiday, en una noche de alcohol dentro de un bar.
Luego de un discreto debut en 1991 con el Soul Show: Live at Delta 88, la ferviente admiradora de Sinéad O’Connor encontró ruta directa al éxito en 1995, cuando “One Of Us”, tema salpicado de cuestionamientos sobre Dios e insertado en su álbum Relish, irrumpió en cientos de estaciones de radio y la catapultó al primer puesto en cuatro países.
Todos recordarán el respectivo video en el que su cara, pegada a la cámara, seguía la fórmula de Sinéad en “Nothing Compares 2U”. Una hermosa y otra no tanto, pero ambos videos efectivos, chiclosos, recordados.
Más de 15 años después, Joan aún disfrutaba lo que aquel polémico y multiradiado single le dejó, y confesaba al diario mexicano Reforma lo irónico que fue sido abandonar el catolicismo, cuando de niña, incluso, aspiró al sacerdocio, objetivo que le fue negado simplemente por ser mujer.
“La Iglesia tiene una postura hipócrita y rígida hacia las mujeres y todos sabemos que son los clérigos quienes han abusado del poder, dañando a mucha gente”, dijo Osborne, madre desde 2004 y abiertamente bisexual.
“Ahora mi hija de seis años me pregunta ‘¿Por qué Dios permite que la gente sufra y sienta dolor?’. Es una perspectiva inocente sobre una cuestión largamente discutida acerca de los misterios de Dios y a veces ni yo sé la respuesta”.
Cambios, cambios, cambios. No cabe duda que una infinidad de cosas han mutado desde que Joan reinó en la radio con aquel temazo de mediados de los 90. Ella es testimonio vivo: ya no usa aquel famoso arete en la nariz, ya no peina rizos y ya no pretende respuestas del catolicismo.
Ahora, si acaso, es una budista preguntona.
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