Dos cosas acerca de Nirvana no fueron reveladas antes de la muerte de Kurt Cobain: que el rubio vocalista de la banda deseaba grabar una canción con el líder de R.E.M., Michael Stipe, y que el siguiente álbum del trío de Seattle no sería estridente, sino acústico y pausado, impregnado de tranquilidad.
Difícil de creer, pero el propio Stipe así lo reveló en una entrevista que concedió en aquel fatídico 1994 al periodista Jeff Giles.
«Aquella colaboración iba a ser algo increíble y estoy molesto con Kurt por haberse matado. Estaba todo listo, había un boleto de avión comprado y un coche contratado para traerlo desde el aeropuerto, pero, en el último momento, me llamó y me dijo ‘No puedo ir’», contó el cabecilla de R.E.M.
Stipe compuso un tema en honor a Cobain, titulado «Let Me In», colocado en la parte final del disco Monster, publicado en 1994.
«Le escribí la canción después de que se suicidó, justo a la mitad de las sesiones de Monster. La letra hablaba de mí al teléfono con él, tratando desesperadamente de sacarlo del estado mental en el que se encontraba, del modo más fraternal posible. Quería expresarle que no necesitaba presionarse por todo el entorno y que saldría adelante».
En efecto, al momento de morir, el más grande símbolo del grunge era también el más grande admirador de la voz de R.E.M.
Y esa voz aún hoy le recuerda con dolor y tristeza, impotente por no haber podido salvar a su amigo de un final trágico, con olor a pólvora y en la más profunda soledad de una mañana de abril en la que, irónicamente, Nirvana copaba las estaciones de radio por doquier.
El boleto de avión que le compró Stipe a Cobain fue hallado pegado a la pared, en el dormitorio del rubio.
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