Dolores O’Riordan es otra de las artistas que extrajo del infierno un canto celestial… y el álbum No Need To Argue existe para certificar esto.
El demonio se llama Mike O’Mahony, con quien la vocalista de The Cranberries sostuvo una relación sentimental que pasó de lo magnífico a lo patético, del amor a la tortura y del enamoramiento a la violencia física. De eso trata aquel disco de 1994 (con un título más que claro), el más importante y exitoso en la historia del cuarteto norirlandés.
«Huí de casa y empezamos a vivir juntos, pero mientras más exitosa me volvía, más dominante se hacía él, hasta que la violencia física fue el final de todo. (Mike) Me amedrentaba psicológicamente diciéndome que lo abandonaría por convertirme poco a poco en una celebridad. Estaba aterrada», confesó en su momento Dolores.
De las 13 canciones que integran No Need To Argue, las más reveladoras de estos hechos son «21», «Everything I Said», «Empty», «Daffodil Lament» y, por supuesto, «No Need To Argue», cuyo título original era «Special» (justo el susurro casi imperceptible con el cual cierra el álbum).
El tercer track, «21», fue escrito por la irlandesa el 6 de septiembre de 1992, fecha clave en dos sentidos: fue su vigésimoprimer cumpleaños y el día preciso en que decidió terminar, de una buena vez, con O’Mahony. El resto se convirtió en historia y las cicatrices en líricos de grandes piezas.
«Todas esas canciones son del periodo que quisiera olvidar, pero al menos no pienso en esto cuando las interpreto en vivo», expresaba Dolores acerca del disco que resume sus sinsabores con aquel hombre, el gran álbum de The Cranberries y el que, irónicamente, se mantiene entre los 90 discos más vendidos de todos los tiempos.
La estética del sufrimiento atestiguada por 17 millones de admiradores que han comprado este compendio de heridas de 1994 a la fecha. Una joya inmortal que no perece. Casi 20 años y nada más por discutir.
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