El nombre «A Tout Le Monde» gustó tanto que los representantes de Megadeth y los encorbatados de la destilería Unibroue decidieron bautizar así a la cerveza lanzada por ambas partes en 2016. Pero 22 años antes la cosa no pintaba fácil para el cuarteto de thrash metal, porque precisamente la canción que cargaba tal título -inserta en el de por sí cuestionado álbum de 1994, Youthanasia– patinó entre la polémica y la crítica.
Insidiosa y de uñas largas, la prensa le rascó la espalda al tigre. Y cómo no… si Dave Mustaine entonaba, estrofa a estrofa, una despedida que apestaba a suicidio. Hasta engalanaba el estribillo con un adiós recitado en francés («A tous le monde, a tous les amis, je vous aime, je dois partir«), motivo suficiente para que llegaran los primeros fogonazos tras lo que se consideró una incitación a la muerte mediante una carta hermosamente redactada… y hecha canción.
«No es un corte sobre el suicidio. Cuando un ser muy amado muere de manera inesperada, brota ese sentimiento de que habría sido bueno decir algo. En este tema hay una oportunidad para el que padece de un mal, para que tenga la oportunidad de expresar algo antes de partir», defendió el correoso líder de Megadeth. «Fue mi modo de expresar lo que me gustaría expresar si me quedaran segundos de vida. Le diría al mundo entero y a mis amigos: ‘Los amo, ahora debo irme. Estas serán mis últimas palabras, las cuales me liberarán’.»
Mustaine sonaba razonable, pero jamás fue encantador ni destiló simpatía, así que bastó un acontecimiento fuera de todo escrúpulo para que reaparecieran los nubarrones sobre aquel single. El 13 de septiembre de 2006, Kimveer Gill abrió fuego en el Dawson College de Montreal, matando a una adolescente e hiriendo a otras 19 personas. El homicida, quien terminó suicidándose, había publicado en un sitio de internet que convertiría este mundo en un cementerio y que anhelaba morir en una lluvia de balas.
El campamento Megadeth acabó irremediablemente dentro del avispero cuando salió a la luz que el canadiense de 25 años había confesado su fascinación por el grupo y un día antes había citado en su blog personal a «A Tout Le Monde» como el gran aliciente para concretar la carnicería, lo que inmediatamente obligó a Mustaine a pronunciarse sin demasiada obstinación: «Estoy horrorizado por los trágicos eventos de ayer. Pediremos por todos los que han resultado heridos y por las familias que están sufriendo. ‘A Tout Le Monde’ está basada en un sueño mío, en el que mi madre regresaba del cielo para decirme ‘Te amo.’ Es acerca de un nuevo diálogo entre ella y yo.»
Artimañas del destino, Megadeth se presentó en la doliente Montreal sólo 14 días después de la masacre. Vigilante de su horda de prevalencia otoñal, Mustaine saludó con una hosca sonrisa a 7,000 incondicionales y comenzó un aplastante show que puso locos a todos. Después de 15 canciones y la falsa despedida, cuando el final acechaba y parecía que no, no sucedería, sí… sucedió. El pendenciero melenudo cantó a verso suelto «A Tout Le Monde», no sin antes tomar el micrófono para poner una cordillera entre él y Gill: «Me encabronó que este tipo utilizara mi canción y tratara de convertir una pieza tan bella en algo horrendo y desagradable.»
Afirman los cronistas que esa noche no hubo enemigos ni discrepantes. Por el contrario, muchas lágrimas rodaron sobre los pómulos de los rudísimos, rudos, poco rudos y nada rudos… durante la antepenúltima canción del set. Esa que está alfombrada con un estribillo en francés.
«So as you read this know my friends, I’d love to stay with you all, please smile when you think of me, my body’s gone, that’s all…»
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