
Love Spit Love nació para morir. Dos discos en ocho años y hasta nunca. Cumplida la edad de un niño, no hubo más.
Richard Butler se había hartado del sonido de sintetizadores de The Psychedelic Furs y el empacho empató con su mudanza a Manhattan para acabar fundando un nuevo cuarteto en los alrededores del bullicioso SoHo. Su hermano Tim en el bajo, Richard Fortus en la guitarra y Frank Ferrer en la batería -todos músicos muy poco intervencionistas como para opacar al frontman– le hicieron segunda y la semilla germinó en 1992.
Quienes acogieron y absorbieron la tanda evangelizadora del proyecto liderado por el londinense de las mil gesticulaciones gozan de apenas veinticuatro creaciones en el cancionero de la agrupación, pero en esos escasos minutos hay suficiente carne como para armar el asado y acreditar el legado. «Am I Wrong», el gancho bautismal del grupo, vio la luz en el verano de 1994 y es uno de esos bellos rubíes que duermen en las cavernas de la melancolía.
«There’s too much that I keep to myself and I turn my back on my faith. It’s like glass, when we break… I wish no one in my place…«, aventaba Butler con esa voz profunda y rasposa, no precisamente cantando al amor para enaltecerlo.
«No pretendo componer sobre los típicos temas de amor de un chico a una chica. Mis letras tienden a abordar el cómo ser agnóstico de alguna forma, el no creer en el amor romántico y el buscar algo de lo cual sujetarse. Es algo que, creo, estamos haciendo todo el tiempo en nuestras vidas», explicó Richard a Buddy Seigal, emisario del LA Times que intentaba comprender el abrupto cambio de ruta del rockstar, debutante cuarentón que no exhibía la crisis de la edad aumentando la barriga o despilfarrando miles de dólares en un veloz descapotable con una rubia de copiloto, sino escribiendo con sangre y dándole bola a la mala fortuna que de pronto descuadra las relaciones («Goodbye, lay the blame on luck…«). Su elástica sonrisa era una refinada ironía al momento de interpretar la pieza que había parido.
Porque la añoranza atrapada en las letras era aguardiente para todos los afligidos. Y hubo efectividad en el experimento: «Am I Wrong» trepó al tercer puesto del extinto Modern Rock Tracks de Billboard y al tiempo se consagró como un cántico underground de las almas en combustión que colocan su vida entera en las orillas del amor menos confiable.
Así, los enamoradotes de mediados de los noventas tuvieron voz, guitarras y motivos para tallarse el corazón y conducir en sentido contrario a la felicidad, recargados en una propuesta que no fuera el lamento perfecto de Phil Collins o el clamor desgarrado de Bonnie Tyler. Ya creciditos, muchos de esos acongojados se han casado y otros no dedican más estos líricos a su obsesión juvenil. Pero hay minucias que permanecen y si bien Love Spit Love entró en remisión en el año 2000 -así lo declaró Butler-, la banda indicó la forma de mantener las heridas sin cauterizar y a vivir recordando las flores venenosas. Lección aprendida: la estabilidad del presente jamás le acomoda a los nostálgicos.
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