«All the best women are married, all the handsome men are gay«.
Las letras del pintoresco Robbie Williams conforman un lienzo de ocurrencias, boberías, ironía y maestría. Y en muchas ocasiones tales versos parten de una casualidad y, tras escribirlos, cincelarlos y pulirlos, terminan rebasando la expectativa del nativo de Stoke-on-Trent… y de sus millones de seguidores.
Algo así ocurrió mientras el coquetón cantante de los ojos cristalinos se encontraba en Suiza para celebrar la llegada del nuevo milenio. Callado, observador y meditabundo, algo contrario a su costumbre sobre el escenario donde suele ser una deidad que amamanta a sus feligreses con carisma, voz impecable y bailes de stripper, se percató de que un buen número de turistas tarareaba uno de los pedazos insignia del clásico «I Will Survive».
«Recuerdo haber estado en aquella plaza a la medianoche, viendo los fuegos artificiales y yo… ¡sobrio! Fue el mejor Año Nuevo que he tenido», reveló en su portal oficial.
«De pronto, me di cuenta de que muchos de los europeos en el lugar empezaban a cantar aquella maravilla, y yo ahí, viendo cómo se volvían locos con la estrofa de referencia. ‘¡Debo incluirla, debo incluirla!, estará en una de mis canciones’», abundó el británico.
Entendiendo la grandeza y comunión universal desprendidas de tan inmensa composición, Williams hizo que dicho fragmento embonara a la perfección en «Supreme», tercer corte promocional de su entonces nuevo álbum, Sing When You’re Winning, y cuyo video era un gracioso tributo a Jackie Stewart, legendario piloto de Fórmula Uno que brilló en los años 70.
El empalagoso single, oficialmente lanzado el 11 de diciembre de 2000, se posicionó en el top 10 de países muy diversos como Reino Unido, Austria, Letonia, Suiza, Nueva Zelanda, Argentina y México.
A juicio de muchos fans, resulta inolvidable la emotiva interpretación en directo del corte en Knebworth en 2000, consolidándolo como uno de los tracks mejor logrados en la carrera de Robbie, un británico amado por multitudes que supo nadar y triunfar lejos de las aguas de Take That, aquel proyecto que en los años 90 despachó más de 10 millones de discos y al que solamente un osado dejaría para probar suerte en solitario.
Opina en Radiolaria