The Cure murió el 11 de junio de 1982, en Bruselas.
Fue un suicidio colectivo planeado por Simon Gallup, Lol Tolhurst y Robert Smith en una pequeña sede conocida como Ancienne Belgique, donde se celebró el último concierto del Pornography Tour, esa aventura casi nihilista en la cual Smith encontró un pretexto para desatar el caos y propagarlo de todos los modos posibles.
Cuando ya se habían interpretado 16 canciones y pasado el primer y único encore de la velada, la banda reapareció en el escenario y mostró un comportamiento inusual. Gallup se colgó la guitarra, Tolhurst hizo lo propio con el bajo y Smith se colocó al mando de la batería. Inaudito. Y para colmo… un roadie llamado Gary Biddles se apoderó del micrófono.
Durante los siguientes 11 minutos «construyeron» un tema caótico que a la postre sería conocido como «The Cure Are Dead», sin sentido, sin ritmo, sin melodía. Un monumento a la anarquía que se adjudicó sus respectivos abucheos, pero a la vez un cerrojazo idóneo para una gira y una época en las cuales todo lo malo que podía pasarle a The Cure era bueno. Una gema en el tiempo apreciadísima por los fans más voraces que han intentado conseguir, por todos los medios, el video del numerito.
«Before the show, Lol and I sat in the dressing room, miserable because we knew it was the end. During the encore, Biddles came on and started singing ‘Smith’s a wanker, Tolhurst’s a wanker, only Simon’s worth anything in this band!’. I stopped, threw the drumsticks at the back of his head and told him to fuck off. Everyone looked at each other… and that was it«, recordaba hace poco Robert, quien en aquella noche se distanció de Simon, situación que se prolongaría 18 meses.
Ciertamente, el trío había perecido tras aquel recital en Bélgica. Había marcado el tono más oscuro de su carrera y no existía indicio alguno de amanecer por ningún lado.
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