Si eso fue verdad o no, nadie lo sabe.
Los relatos señalan que en 1968, luego de un alucinante (y alucinógeno) recital en San Francisco, la grandiosa Janis Joplin se encontraba harta de atestiguar el fiestón sexual del cual gozaban sus compañeros de banda con un sinnúmero de groupies después de las tocadas.
Así pues, esa noche de finales de los 60, la güera le pidió a uno de ellos que saliera a la calle y le trajera al hombre más apuesto para unirse a la comitiva de estrellas de rock que consumen «postre» después de ofrecer el exquisito banquete sonoro.
Minutos después, el encargado de cumplir con la petición de Joplin regresó acompañado de un joven de 23 años de edad, algo tímido, con barba apenas manifiesta y ojos pequeños, pero tan expresivos como los de un fizgón detrás de una cortina casi cerrada.
«Hoy es tu día de suerte… ¿cómo te llamas?», preguntó Janis, dos años mayor que el afortunado.
«Eric», contestó con nerviosismo el joven de apellido Clapton.
¿Historia real? Insisto en que nadie lo sabe, sólo el magnánimo guitarrista o el espíritu de la que muchos tacharon como la ninfómana más adorable del rock.
Bien lo explicó alguna vez John Ford: «Si dudas entre la leyenda y la realidad, quédate con la leyenda».
Responder a itari anzaldua Cancelar la respuesta