¿En verdad Jim Morrison murió el 3 de julio de 1971 en la tina de su apartamento parisino?
En 1991 la versión fílmica de Oliver Stone sembró la imagen del «Rey Lagarto» muerto por una insuficiencia cardíaca al interior de una bañera, con ojos abiertos, rostro limpio, barbilla levantada y un tímido esbozo de sonrisa a través del personaje interpretado por Val Kilmer. Ello concuerda en términos generales con el certificado de defunción, versión oficial y sólida durante cuatro décadas. Sin embargo, hay un testigo que afirma que las cosas fueron distintas.
El francés Sam Bernett ha sostenido desde 2007 que el líder de The Doors murió por una sobredosis de heroína en el baño de un club nocturno del cual él era gerente (el Rock N’ Roll Circus), y que traficantes de droga se las ingeniaron para llevar el cadáver de Morrison a su apartamento. Esta afirmación es el punto central de su libro The End – Jim Morrison.
El fallecimiento del músico, según este autor, se dio cerca de las 2 de la mañana del 3 de julio, ocasión en la que no varió en demasía las bebidas que solía consumir en el lugar: vodka y cerveza. Pero el alcohol fue lo de menos. Jim pasó un rato charlando con dos jóvenes que trabajaban para Jean de Breteuil, un traficante francés. Y después de ello, desapareció de la estancia principal.
Entre 30 y 40 minutos después, la tardanza de un cliente encerrado en uno de los baños propició que otros se quejaran. Hubo que avisar a un encargado de seguridad, quien finalmente echó abajo la puerta, encontrando a Morrison en el piso.
El fragmento del libro dice: «Reconocí su chamarra del ejército de Estados Unidos, y sus botas de Carmague que jamás se quitaba. Era Jim Morrison, con su cabeza entre sus rodillas y sus brazos colgando. El flamante vocalista de The Doors, el guapo y famoso californiano, estaba desplomado e inerte en el baño del club. Estábamos seguros de que había consumido heroína porque salía espuma de su boca, al igual que sangre. Tenía miedo a las agujas por lo que nunca se inyectaba«.
Bernett, quien entonces tenía sólo 26 años, explica que un médico hizo un análisis relativamente rápido, concluyendo que el artista de 27 años había muerto a raíz de una «sobredosis letal». Los dos traficantes a los que el autor hace referencia ignoraron esto y argumentaron que tratarían de cuidar a Jim, para después sacarlo por otra de las puertas del Rock N’ Roll Circus.
Lo que sucedió después es un misterio y a la vez no. El ex gerente del club fue advertido por el propietario del mismo, Paul Pacini, de no revelar lo ocurrido, mientras que los dos traficantes que llevaron a Jim a casa intentaron reanimarlo sumergiendo su cabeza en el agua de la tina. En tanto, Pamela Courson, novia del cantante, declaró bajo juramento que estuvo vivo la noche anterior y que en cierto momento de la madrugada despertó y fue a darse una ducha para relajarse. Cuatro años después, ella murió por sobredosis.
Según las leyes francesas, los casos criminales no pueden ser reabiertos después de 20 años.
Jim nunca vivió tranquilo. Al parecer, tampoco ha logrado descansar en paz.
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