La historia detrás de las más grandes canciones

Pretenders, primera llamada

En aquel cartel de abril de 1967 en Akron, Ohio, Jackie Wilson estaba anunciado como atracción estelar junto a Aretha Franklin y BB King. Y por ahí rondaba un miembro del staff única y exclusivamente encargado de merodear entre las butacas de los cordones más cercanos al escenario para elegir a las chicas más guapas en el recinto. Habiendo hecho su selección, llevaba a las damiselas al sitio donde Jackie yacía acostado para que éste las «premiara» con un largo y húmedo beso que ensanchara el ego de uno y el delirio de miles. «De repente, este tipo se me acerca y me paralizo, pero decido levantarme y los gritos del público se detienen. Soy la única chica blanca en el lugar siendo besada por Jackie Wilson. ¡Nadie estaba listo para ver algo así!».

La anécdota sintetiza buena parte del empaque de Chrissie Hynde, la corajuda doncella del flequillo azabache y los ojos sombreados que durante más de cuarenta años ha sido alma, cuerpo, brazos, piernas y hasta prótesis de los Pretenders. Esa misma sirena, amante de los vaqueros, las botas de cuero y los intentos de todo eso que parece imposible, aterrizó en Londres a mediados de los años 70 para insertarse en la escena punk y respirar lo que aquella efervescente urbe ofreciera, siempre con el sueño de fundar su propio grupo y con el inconveniente de no tener trámite de residencia. Y entre tanto rondín sin freno, aquí y allá, conoció a Tony Secunda, ex manejador del flamante Marc Bolan. «Un día me paré en su oficina solamente con una guitarra y un amplificador», recordó Chrissie en 1986. “Y comencé a tocar los acordes de la canción que eventualmente se convirtió en ‘The Phone Call’».

Al terminar la escucha, Secunda apenas y juzgó la propuesta de la estadounidense con un escueto “Genial», conclusión tan contundente como insuficiente y ambigua que sembró en ella ciertos espasmos de desesperación y enfurruñamiento: «Bueno, eso puede ser genial para ti, amigo, pero yo tengo que juntar algo de dinero y no tengo tiempo para pasar el rato en tu oficina y tocar para ti». Tony comprendió a la joven de Ohio y en un par de minutos firmó un cheque para cubrir el alquiler de Hynde, rutina que se repitió durante los siguientes seis meses.

«Pese a su apoyo, yo estaba insatisfecha porque todavía no tenía una banda». Finalmente, dijo que ella tenía que grabar algo, porque de otra manera no podía conseguirle un contrato discográfico. Así que entró al estudio y grabó «The Phone Call», una entrega huracanada en la cual John Cale, integrante de The Velvet Underground, bajó a un pub cercano para hacer una llamada y que se pudiera capturar el sonido del teléfono.

This is a mercy mission, from a faceless messenger who dont want to see you hit. Here’s the word, listen to it, somebody you used to know is back in town, you better go…

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