«Post break-up sex that helps you forget your ex. What did you expect from post break-up sex? Leave it ‘til the guilt consumes… fucking in the nearest room…»
Rompes con tu pareja y te enteras de que pronto se ha acostado con otro. Y más que hacer de tripas corazón, le reclamas airadamente, argumentando que lo formal y lo moral se cuecen aparte. Si bien entiendes que todos necesitamos consuelo en la amargura, mantienes tu postura y subrayas la traición. Al final, ambos confirman que el acostón postruptura jamás prospera y sabe peor que un mango magullado.
En un embrollo de tales dimensiones pensó el entonces joven estudiante Justin Young, aunque dejando el desenlace en el mayor de los suspensos. No aclaró jamás qué chica inspiró la historieta de la cual emanó el primer hitazo de los deslenguados y guitarreros The Vaccines, banda guiada por el nacido en Southampton desde 2010.
«Escribí ‘Post Break-Up Sex’ acostado en mi cama mientras me preparaba para un examen final. Solía encerrarme para estudiar pero dedicaba siempre un par de horas a tocar guitarra y escuchar música», reveló el británico al semanario NME, confirmando que en el cosmos de los rockeritos desfajados, la escuela es como la tos: interrumpe, pero no permanece.
En un receso de la grabación del videoclip que eventualmente registró millones de visitas en YouTube, Justin tampoco quiso precisar el nombre de la musa traicionera, pero sí habló de las motivaciones detrás de las letras del corte.
«En realidad la canción aborda de una manera muy simple las emociones que azotan a uno cuando tiene sexo por primera vez después de haber terminado con su pareja…. o incluso al acostarte de nueva cuenta con esa misma persona. Hace que te sientas una mierda, ¿no es así?», afirmó el músico que alguna vez llegó a confesar al sitio Louder Than War que pasó poco más de tres meses metido en la cama, deprimido y disecado por un quebranto sentimental.
Y así, establecida a partir de la áspera realidad de los individuos propensos a las catástrofes cardiovaculares a los que el frontman llamó «tontos gloriosos», «Post Break-Up Sex» fue una flecha que atravesó los primeros años del cuarteto originario de Londres, catapultando su ascenso en el gusto de los isleños que añoraban frescura indie. Difícil imaginar a estos entusiastas ingleses echando un palomazo en 2011 en la tienda Amoeba de Hollywood ante pocos testigos que los escuchaban de fondo mientras buscaban discos, y cuatro años después saltando sobre el entarimado del fastuoso Glastonbury, entonando ante la multitud las pegajosas estrofas de dicho sencillo.
«El público suele cantarla con nosotros tal vez porque entiende el sentir. Si escribes un tema honesto y personal, es muy probable que se vuelva algo universal. Pese a nuestras diferencias como individuos, la gente pasa por las mismas situaciones», abundó Young.
No le falta razón. En la enciclopedia del amor escasean las epopeyas en las cuales las sábanas calientes han podido secar un corazón sangrante.
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