En su gira de 1988 Leonard Cohen solía decirle a la audiencia que había vida y música después de «Suzanne», a pesar de que muchos le colgaran únicamente ese éxito a su carrera. Y explicaba que había tomado control de su existencia y que pensaba emprender un plan geopolítico.
«Mucha gente me ha preguntado qué significa esta canción. Significa exactamente lo que dice», le aclaró a la multitud que asistió a su concierto del 14 de abril de 1988, en Hamburgo, poco antes de que comenzaran los acordes de «First We Take Manhattan».
Siete meses después, amplió un poco la explicación alrededor del tema frente a sus fanáticos canadienses que fueron a verlo a una arena de Toronto. Estaba en su país y quizá por ello, se sintió con ganas de platicar: «Camaradas, son muy amables y cálidos conmigo, pero esto no me desviará de mi principal objetivo que es tomar Manhattan, luego Berlín y después otras ciudades».
En una entrevista que concedió en el backstage de ese mismo show, Cohen fue al grano, incisivo, elegante y profundo como siempre: «La canción es una respuesta al terrorismo. Hay algo de esta práctica que siempre he admirado, como el hecho de que no hay coartadas ni compromisos. Esa posición siempre me ha resultado atractiva. No me gusta cuando esto se manifiesta en el plano físico ni me agradan las actividades terroristas, pero compramos el terrorismo psíquico. Recuerdo un gran poema de Irving Layton que parafrasearé. Dice algo como ‘Bueno, sus muchachos a veces hacen estallar un avión y matan a unos cuantos niños por aquí y por allá, pero nuestros terroristas… Jesús, Freud, Marx, Einstein… el mundo entero aún está temblando de miedo‘».
En 2001, un mes después de los atentados del 11 de septiembre, un fan cuestionó al cantautor y poeta a través de un chat sobre el verdadero significado de «First We Take Manhattan», a lo que el nativo de Montreal contestó de manera sutil: «Podría ser entendida como la examinación de la mente de un extremista. En cierto sentido, es mejor canción ahora de lo que fue antes y tal vez me atrevería a interpretarla en concierto si las circunstancias fuesen apropiadas».
Orgulloso visionario. Elegante agitador.
Opina en Radiolaria