Single de Blink-182 desde el 5 de septiembre de 2000, «Adam’s Song» es uno de esos capítulos esenciales y al mismo tiempo anómalos dentro del catálogo de los californianos, combo habitualmente festivo y juguetón que se gana la vida haciendo cortes superfluos e idóneos para agitar la melena y hacer bombitas de goma de mascar.
Acá la excepción reluce porque es un tema de introspección y desahogo de Mark Hoppus, bajista y cabeza del grupo, a partir de un encontronazo con la vida real, descarnada e incomprensible. «Compuse ‘Adam’s Song’ después de ver una revista en la que se exponía el caso de un chico que se había quitado la vida, dejando una carta a su familia», expresó el músico a Los Angeles Times. «Habla de cómo de pronto los adolescentes se sienten sin esperanza y piensan que no hay salida, pero se equivocan, siempre existe algo mejor justo en el punto opuesto al que estás atravesando.»
«Acabamos reflejando más tristeza de la que imaginamos, lo cual de cierto modo es positivo porque cualquier canción que te mueve es buena», afirmó en tanto el guitarrista Tom DeLonge, cuando todavía estaba en la banda. «Situaciones así, como la de un chico que no es feliz, se combinaron con la soledad que experimentamos mientras estábamos de gira.»
A Hoppus, DeLonge y el baterista Travis Barker no les fue fácil escapar al vaho del suicidio porque luego de la muy discutida incorporación de la pieza al álbum Enema of the State, Greg Barnes, un joven de 17 años que había atestiguado la masacre de la escuela Columbine meses atrás, tomó una soga el jueves 4 de mayo de 2000, la hizo nudo, trepó a una silla y se colgó de una viga de su garaje, mientras en su estéreo sonaba en modo repeat y a todo volumen «Adam’s Song».
Frases lacerantes del sencillo como «I’m too depressed to go on, you’ll be sorry when I’m gone» y «I never thought I’d die alone» provocaron que una ola gigantesca de críticas cayera sobre los integrantes de Blink. Ofendido por la insinuación de su responsabilidad en el destino fatal de Barnes, Hoppus dio la cara en una entrevista con Launch: «¡Cualquier persona inteligente que escuche la letra entenderá que es una canción anti-suicidio! Lo que pasó ha sido muy desafortunado y nuestros corazones están con la familia del chico, pero el tema, en sí mismo, tiene un mensaje muy claro.»
Aun ensombrecidos, los rockeros optaron por mantener el single en la mayoría de sus conciertos… hasta el 27 de agosto de 2009, cuando fue tocado por última vez en Nueva Jersey. Pocas horas después, Adam Goldstein, mejor conocido en la industria como DJ AM y amigo entrañable de Barker, apareció muerto en su departamento en el Soho de Nueva York. Oficialmente se manejó sobredosis accidental, pero varios cercanos al joven de 36 años hablaron de suicidio.
Harto de engarces malditos y señalamientos estridentes, Hoppus anunció el retiro «permanente» de la canción del repertorio en vivo de Blink-182. Polémica desde su origen, la decisión dejó de surtir efecto a mediados de 2018, cuando el trío se concedió a sí mismo una absolución en Las Vegas y Matt Skiba, un sustituto descafeinado de DeLonge, convalidó la exhumación de «Adam’s Song» rasgando su guitarra frente a una gran multitud. Ninguna canción del set desató un rugido tan espeluznante y tan conmovedor.
«I never conquered, rarely came, sixteen just held such better days, days when I still felt alive, we couldn’t wait to get outside…»
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