De las cicatrices Martin Gore ha hecho poesía. Y de lo tétrico… luz.
Depeche Mode resucitó en 2009 con una serie de imágenes perturbadoras, condensadas en tres minutos y medio: un hombre encerrado en un coche en movimiento en las calles de Los Angeles, trajeado, enmascarado, atado, colocado en bandeja de plata para morir del modo menos pensado… yendo en reversa y sin freno.
Algún entrevistador del director del video de «Wrong», Patrick Daughters, describió esta producción como «el mejor video de tres minutos que David Fincher jamás hizo». A esto, el creador simplemente respondió que era curioso, ya que cuando escuchó por primera vez el sencillo de Sounds Of The Universe, de inmediato le vino a la mente la escena de Michael Douglas en la cinta The Game (de Fincher), atrapado en el asiento trasero de un taxi.
Daughters había comprendido a la perfección la intención de caos, originalísima en la letra de Gore. Tragedias y errores bellamente encadenados con pedazos de vidas incompletas que padecieron fallas, desazón, ira, amargura, dudas, traición, dolor, porquería, ambición, mentira. Poesía Depeche. Siempre oscuros, siempre brillantes, siempre paradójicos. Eterna y felizmente infelices. Los siete pecados repartidos en tres tipos: un cantante, un guitarrista y un tecladista.
«Wrong» condensó los gritos desesperados de Julian Gross, el actor que interpreta a este hombre que muere trágicamente en el coche, tanto como los alaridos de Dave Gahan en uno de los singles más bizarros y furiosos de la carrera de los Mode. Pero eso se buscaba justamente, un grito rabioso que rompiera el sonido de la banda y lo reseteara… una vez más.
El trío nunca le tuvo miedo a lo desconocido. Por el contrario, prefirió atropellar realidades y destripar obviedades.
«En el video quisimos ser provocadores y hacerlos sentir un poco incómodos al no saber qué está sucediendo y por qué. Creo que es un tanto perturbador para ciertas personas, pero para mí es un clip que te agarra y que deseas ver hasta el final», le dijo Gahan a la estación NRJ.
«No era el tema más obvio para ser sencillo. Percibo algo de humor detrás de la letra, hay un ataque implacable de palabras y de afirmaciones que recibimos en la vida acerca del bien y del mal y nos mofamos de esa idea. La vida es acerca de tener relaciones y de no tenerlas. Todos anhelamos poseer a esa persona especial, pero a veces uno se da cuenta de que… es un poco más difícil de lo esperado».
Y así, con la muerte de un estilo y el lanzamiento de éste, el sencillo 46 en su carrera, los chicos de negro dieron un puñetazo a sus críticos, ensangrentaron susceptibilidades, dislocaron su pasado, sumaron devotos y salieron de gira por el universo. Gran resultado dio el que Gore se enjaulara con el diablo para componer.
«Esta canción es un antídoto para el pop bubble-gum del que se ha infectado la sociedad en nuestros tiempos», opinó el tecladista Andrew Fletcher en una charla con Billboard.
Pocos meses después, sus locuras y demonios descansarían… en paz. El siguiente sencillo sería titulado, irónicamente, «Peace».
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