De The Arcade Fire se conoce su intensidad, su explosión y energía para cautivar oyentes por igual en un cuarto a solas que multitudes en un estadio. La catarsis es garantía y los orgasmos sonoros abundantes en sus giras. El apellido Butler, bifurcado en los hermanos Will y Win, lo planeó desde el comienzo. Y lo ha confirmado con el paso de los años desde la fundación de la banda que, más que todo, es una suerte de secta deliciosa, lunática y emocional. A juicio de muchos, hallarlos y explorarlos es una auténtica epifanía musical.
«Ocean Of Noise», sin embargo, es una de las contadas melodías de ritmo lento en su repertorio, con Win Butler manteniendo las armas abajo y la voz a media luz. Ideal para cerrar los ojos y deambular por debajo de las estrellas sin rumbo establecido. Oda al errante.
La inspiración de esta gran pieza, insertada en el disco Neon Bible (2007), se dio a propósito de una experiencia relacionada con el mar, en el marco de una visita de los referidos hermanos Butler a la casa de la playa de sus padres para festejar un 4 de julio en familia.
«Recuerdo que estaba brumoso, pero aún así salimos en una pequeña lancha con motor y recorrimos varios cientos de metros mar adentro hasta que, de pronto, nos vimos rodeados de neblina, completamente perdidos. Nunca sentimos menos control que en un escenario así, en el océano, a expensas del oleaje y sin ver el horizonte. Uno se convierte simplemente en un pasajero… del modo más cruel. Eso fue lo que quise expresar, al final, en esa canción», explicaba Win hace unos años.
Nadie se escapa en algún punto de la vida. Hasta los cabecillas de una de las bandas más potentes y dominadoras de multitudes pueden ser presas del silencio, de la noche, de la inmensidad, de las estrellas que se burlan a lo lejos.
El oleaje y la soledad, cuando se combinan, pueden someter (e inspirar) a quien sea.
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