Sin ser una estrella en el mundo de la música, Duggie Fields recibe todavía hoy en día en su departamento londinense a un sinfín de fans del fallecido fundador de Pink Floyd, Syd Barrett.
En 1968 Fields compartió dicho loft de la zona de Earls Court con el mítico músico, justo después de que Syd, uno de sus amigos de la adolescencia, fuera despedido de la banda por sus problemas con las drogas. Para entonces, ambos presumían ya varios años de amistad e, incluso, habían sido roomates en otro departamento en 1966, un año antes de que Floyd publicara The Piper At The Gates Of Dawn.
«Lo increíble es que hoy en día recibo cientos de llamadas de fans de todo el mundo que desean ver el piso que compartí con Syd. Desean ver vestigios de él, piezas, lo que sea. Es increíble lo grande que es su imagen y cómo ha mantenido su leyenda», me decía Fields recientemente en un enlace a través de Internet.
Duggie recuerda a su amigo como una persona normal, pese a las muchas historias que lo ubican como un demente a consecuencia de su alto consumo de LSD en 1967.
«Syd era un tipo divertido, y todo estaba bien cuando conseguimos este flat. Los episodios de locura que supuestamente tuvo con Pink Floyd, yo me los perdí, no los padecí. Se ha dicho que de aquí se llevaron alguna vez a un hombre en camisa de fuerza, pero no era Syd. Quemó la cocina, pero fue solo una vez».
El departamento que compartieron quedó inmortalizado en la portada del disco solista de Syd, The Madcap Laughs, tras pintar el piso en tonos negro y anaranjado en un arranque de «inspiración».
Tras dejar el flat en 1969, Barrett desapareció. Algunos lo presumieron muerto, pero una fotografía publicada en 1982 por la revista Rolling Stone confirmó lo contrario. A partir de entonces, fueron muchos los intentos de la prensa por hablar con él. Todos infructuosos.
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