Algunos fans de U2 siguen buscando el mítico «Árbol de Joshua». Es preciso aclarar que ya no lo encontrarán tal cual.
El ejemplar que en 1987 alcanzó fama a nivel mundial a través de las fotografías de Anton Corbijn (que ilustraron el álbum The Joshua Tree) murió en octubre de 2000.
Ahí, en medio del desierto de Mojave, en California, se alzaba dicho árbol que atrapó la atención de una legión de artistas en busca de una obra milenaria. El propio Corbijn congeló sus instantes de inspiración y varios movimientos de lente entre el 14 y el 16 de diciembre de 1986. Se dice que, para cuando iniciaron dichas sesiones, el disco de U2 todavía carecía de título.
El día 15, fotógrafo y banda hallaron un bello ejemplar, solitario y enigmático, a las afueras del Death Valley National Park, al cual decidieron bautizar de manera arbitraria. El Joshua Tree acababa de «nacer» a los ojos de la cultura pop. Bono dio fe y Corbijn firmó el acta. La música sería meramente el colofón de una historia sacramental desde el punto de vista del rock, religión de muchísimos que no ha dejado de sumar adeptos desde mediados del siglo pasado.
Por una combinación de tiempo, proporción y peso, el árbol se quebró y murió en dicho año 2000 en presencia de fans de la agrupación irlandesa, mas nunca se ha confirmado vandalismo. Desde entonces, sus restos se han descompuesto progresivamente y en sus alrededores los devotos de U2 han dejado todo tipo de ofrendas. El altar de algún diciembre se ha convertido en altar perpetuo, como aquel álbum. Y al lado descansa una piedra con una placa descuidada en la que se lee: “Have You Found What You Are Looking For?”. Lindo mensaje justo donde las calles no tienen nombre ni referencia.
Según los diccionarios de botánica, todo árbol de Joshua crece de semillas o rizomas de otras plantas que se extienden bajo el suelo. A mi juicio, también puede crecer de una idea loca de una banda irlandesa que, desde que germinó, buscó convertirse en una leyenda de grandes alturas… sobre el suelo.
«It’s supposed to be the oldest living organism in the desert. They can’t put a time on it, because when you cut it, there’s no rings to indicate how old it is. Maybe that’s a good sign for the record», dijo Larry Mullen en 1987.
Ideal para un álbum sin edad ni final.
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