«Claramente tiene que ver con Syd (Barrett). Y específicamente refiere al derecho que uno tiene a ser diferente a los demás.»
Con la serenidad de un búho y sin alzar demasiado la voz Roger Waters explicó hace años las motivaciones detrás de «Brain Damage», una de esas piezas del catálogo de Pink Floyd que suelen embrujar a los clavados porque descienden al abismo en el cual el líder y fundador del cuarteto, Syd Barrett, cayó en 1967 después de retar al destino probando el LSD.
cuyo origen lírico se dio no precisamente en las tandas de The Dark Side Of The Moon, sino del álbum Meddle.
El flaco y antipático cabecilla del cuarteto configuró el demo en su casa muy convencido con la idea de que hay algo de locura en cada uno de los seres humanos, sin embargo, dicha maqueta, cuyos títulos tentativos en un inicio fueron «The Lunatic Song» y «The Dark Side Of The Moon», fue relegada en su momento.
In “Brain Damage,” the lyric “And if the band you’re in starts playing different tunes” is a nod to concerts in which Barrett would be performing a completely different song to the one that the band had agreed to play.
El pasto al que refiere el inicio de la letra, donde yace un lunático sin hablar con el exterior, no es otro que el de la capilla de King’s College, ubicada en Cambridge, ciudad donde nació Syd Barrett, a quien poco después Waters hace clara referencia a través de la frase «You lock the door and throw away the key. There’s someone in my head… but it’s not me»…
Durante algunos lapsos de la melodía se pueden escuchar risas con matices de locura que en algún tiempo se pensaron que eran de Syd, pero no es así. Se trata de Peter Watts, quien en los minutos 3:20 y 3:43 dice estas frases, respectivamente: «I can´t think of anything to say, I mean, say…» y «I think it’s marvelous!«.
Hasta antes de dicha grabación, Watts había fungido como ingeniero de sonido y coordinador de giras de Pink Floyd, pero poco después de su peculiar contribución en la siniestra «Brain Damage» dejó el barco en 1974 en circunstancias poco claras. Dos años después fue hallado sin vida aparentemente por una sobredosis de heroína.
Así, desde su génesis, el penúltimo corte de The Dark Side Of The Moon ha sido un agujero negro en sí mismo. Un corte adorado por los millones de fans de Floyd, pero envuelto en un prisma que proyecta alienación, trastornos, demencia y esquizofrenia.
Roger Waters en su punto más alto refiriéndose a Syd Barrett en su punto más bajo.
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