El tipo se sentía golpeado, dañado, frágil, casi abandonado y dejado a la deriva. No se reconocía a sí mismo en las noches que pasaba frente al espejo, su ropa ya no le iba bien y sus ilusiones se desmoronaban mientras «algo» avanzaba en contra de su salud.
El recuerdo de las voces de sus amigos, el insomnio en las noches, el ruido de la sangre recorriendo sus venas y la sensación de dejar la piel poco a poco, sin remedio ni cura, sin esperanza ni mínima misericordia de quien pudiera considerarse prójimo. ¿En qué momento cambió todo?, ¿con qué comenzaron a esfumarse la vida y el tiempo?
«Streets Of Philadelphia» hablaba de esto y más. Fue una bella creación de Bruce Springsteen una vez que el director de cine Jonathan Demme le solicitó un tema de apertura para su famosa película Philadelphia, cuyo argumento se centraba en el SIDA. En realidad, el Jefe ya tenía al menos un bosquejo de una canción así que había dedicado a un amigo fallecido años atrás. Así que todo cuadró a la perfección cuando llegó el tiempo del lanzamiento y el corte fue merecedor de los más grandes elogios tanto en los Premios de la Academia como en la entrega de los Grammy de mediados de los 90.
A pesar de las estatuillas y de los miles de aplausos, Springsteen ha prescindido de «Streets Of Philadelphia» en sus shows en vivo, especialmente en los últimos tours. Sus interpretaciones han sido contadas y entonces todo ha quedado reducido a la recuperación individual que haga cada fan de aquella melodía que abanderó un foco rojo y que está eternamente ligada al filme de Demme y a las inolvidables actuaciones de Denzel Washington y Tom Hanks.
Todo ese paquete de virtuosos… al servicio de una lucha contra un mal que todavía no ha sido derrotado y que continúa acortando vidas y tiempo.
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