El treintón Chris Isaak, la playa, el sol y un épico cachondeo con una monumental mujer ojiverde aparentemente al desnudo.
Quienes andaban tantito calientes en el amanecer de los noventas seguramente terminaron carbonizados con el video de «Wicked Game», el sencillo más celebrado y exitoso en la carrera del estadounidense del copete, las patillas y el gesto estilo James Dean.
Aun pasadas las décadas resulta imposible que toda una generación piense en aquella canción sin pensar en el clip correspondiente y en su bellísima protagonista de origen danés, Helena Christensen. Los parpadeos inocentes y seductores por igual, la fotografía en blanco y negro y ese sensual mordido de uñas sobre las arenas de Hawái desmocharon la serenidad de miles de chavales -y también de los papás de esos miles de chavales- pegados al televisor por obra y gracia de MTV.
Cachondísimas escenas y, sin embargo, jamás escandalosas, mucho menos merecedoras de vituperio o censura en un mercado musical entonces cercado por las propuestas sexosas de Madonna o de los australianos Divinyls.
La espléndida dirección de Herb Ritts mereció la aclamación de críticos y fans y logró que el pasmo colectivo al interior de los hogares quedara en eso solamente: grito ahogado, estupefacción contenida, fascinación alcanzada. Chris fue el primero en alabar al maestro de la lente por haber conseguido que la audiencia notara química y conexión entre los tórtolos del video, siendo que previo al rodaje ni siquiera se conocían: «Puedes tener un fotógrafo con muy buenas ideas, pero si no consigue la iluminación adecuada y los ángulos correctos, no te verás bien. Herb simplemente sabía hacia dónde orientar a las personas: el ángulo preciso, el momento adecuado, la luz correcta.»
Las ilusiones que el cantautor tenía desde tiempo atrás para «ilustrar» este single del álbum Heart Shaped World y la formidable destreza de Ritts en el cuadro por cuadro llevaron finalmente a «Wicked Game» a ganar tres estatuillas en la gala de los MTV Video Music Awards de 1991.
A nivel lírico, la historieta de seducción arrolladora y amor obsesivo no se alejaba tanto de las ondulantes ideas y el inesperado episodio que durante una madrugada de 1989 llevaron al joven californiano a escribir versos en la sala de su casa con la velocidad de un ciclón.
«Recuerdo que esa noche una chica me llamó y dijo… ‘Quiero ir a verte y hablar contigo hasta que no puedas pararte más.’ Al colgar, entendí que estaba en problemas, que la palabra ‘hablar’ era un eufemismo y que acabaría conmigo esa noche. Aun así, no me negué. Así que mientras llegaba, escribí la canción», le contó Chris al sitio Songfacts. «Cuando finalmente apareció ella en mi casa, se decepcionó porque me vio más excitado por haber compuesto el tema que por verla y hacer algo.»
Ileso, Isaak completó la canción de su vida en las horas siguientes. Pronto llegarían los flashazos, los recitales en sitios más espaciosos que los bares en los que hasta entonces se había presentado y, por supuesto, ese maravilloso video con la guapísima sirena de Dinamarca entre sus brazos.
Toda una generación de caballeros le envidió de manera unánime… y justificada.
«The world was on fire and no one could save me but you, it’s strange what desire will make foolish people do, I never dreamed that I’d love somebody like you…»
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