RADIOLARIA

«Mis fotos son imperfectas y esa es mi principal diferencia con otros fotógrafos que buscan la perfección. Por eso mi base al disparar es mi mano temblorosa y no un tripié».

Así me definió Anton Corbijn su modo de trabajar durante una entrevista en julio de 2008 en la que tomó mi llamada mientras trabajaba en un clip con U2, en algún lugar del sur de España.

Este fotógrafo holandés, director de más de 80 videos musicales, diseñador de portadas de grandes álbumes, escenarios en vivo y hasta director de cine sabe lo que hace, lo que dice y lo que captura con su cámara. La carpeta que lleva bajo el brazo es el cofre de un verdadero tesoro: ante él han posado tantos como Bob Dylan, Johnny Cash, Miles Davis, Frank Sinatra, David Bowie, The Rolling Stones, Bruce Springsteen, The Killers, Joy Division, Metallica, R.E.M., Bryan Adams, Depeche Mode, U2, Bon Jovi, Red Hot Chili Peppers, The Arcade Fire y Morrissey, entre muchos otros de similar tonelaje.

Valga la paradoja, quizá el ejemplo perfecto de la imperfección del fotógrafo se remonta a una de las portadas más famosas e importantes de la historia: la del álbum The Joshua Tree de U2, cuya sesión se llevó a cabo en el frío diciembre de 1986 en el National Park de California.

«Pocos lo saben, pero para esa sesión en California usé una cámara cuyo tipo de enfoque no comprendía bien, así que tuve errores que noté hasta el revelado. El famoso árbol está bien enfocado y la banda no, además el horizonte se nota demasiado ya que no agarré bien la cámara, pero al final estas fotos favorecieron porque, al ser tan abiertas, hacen ver como si fuesen los únicos seres en el mundo. Creo que a partir de ahí se pensó que lo fueron, ¿no», me dijo Anton.

Aunque las dos portadas que más satisfecho lo han dejado son las de The Joshua Tree y Achtung Baby, la mayor ironía es que en un inicio a Anton le desagradaba la música de U2, especialmente después de la edición de October, material que él mismo calificó como «intrascendente». De hecho, en esos ayeres Bono le pidió tomarlo guapo, alto, delgado y con evidente sentido del humor.

Con el tiempo, el lazo creció, se hizo duradero desde una foto interior de War y hoy la música y tapas de los irlandeses están tan adheridas a las imágenes de Corbijn como un árbol al desierto californiano.