Así le llaman, «el día más triste del año» y es una barata teoría basada en una fórmula que combina factores como la salida de la época de Navidad, la cuesta de enero, la evaporación de los propósitos del nuevo año y el siempre tortuoso primer día de la semana.
Pero yo relaciono más «Blue Monday» a lo que podría considerarse un sacrilegio musical derivado de la legendaria creación de New Order en 1983 y que coloqué en un paradójico escalón por debajo de su propio cóver, el que confeccionó Orgy en 1998.
Aquel grupo de Los Angeles, abrazado a un bizarro estilo denominado death pop, modificó la inolvidable base de bajo de Peter Hook y llevó a las nubes la maqueta original con un rasgueo de guitarras poderoso y una voz críptica cortesía de Jay Gordon.
Más de 13 años después, el resultado aún suena demoledor.
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