Una plática con la enfermera personal de Elvis Presley

La tarde del 16 de agosto de 1977, a las 14:52 horas, la ambulancia de la Unidad de Rescate 29 arribó al hospital Baptist Memorial de Memphis. En su interior venía el legendario Elvis Presley, quien minutos antes había sido encontrado inconsciente en el piso del baño de su residencia Graceland.

Tras ser ingresado y sometido durante media hora a un sinfín de esfuerzos de varios médicos por reanimarlo, la enfermera Marian Cocke pidió de manera enérgica que lo dejaran ir. Poco después, George C. Nichopoulos, médico del ídolo, anunció el fallecimiento de quien, para muchos, fue el más grande rockero en la historia.

«Les dije que pararan porque era obvio que los esfuerzos por revivirlo habían sido muchos y él estaba sufriendo», me dijo Cocke en una entrevista telefónica que me concedió desde su casa en Memphis.

Marian fue una de las personas más cercanas a Elvis durante los últimos años del artista, tras conocerlo en enero de 1975. Fue el propio doctor Nichopoulos quien la designó como su enfermera personal.

«Fue mi ‘niño’ dos años. Una vez que te conocía, empezaba a abrirse como lo hace mucha gente cuando toma confianza, pero, definitivamente, yo me topé con un paciente muy callado y tímido».

Con los meses, se consolidó el lazo entre la enfermera y su célebre paciente de las patillas largas, a tal grado que cerca de la Navidad de 1976 Elvis le obsequió un anillo de 21 kilates con 13 diamantes.

«Un día habíamos salido de paseo, yo portaba el anillo y él me preguntó: ‘¿quién le dio esto?’. Le respondí que un novio viejo y rico, y él preguntó que si eso me hacía ver lo que el novio rico y viejo sentía.

«Poco antes de morir, me visitó de improviso, puso su mano en mi hombro y me dijo: ‘Miss Cocke, usted es una de las poquísimas personas que conozco que nunca me han pedido nada excepto mi amistad», me contó la hoy anciana, a quien Elvis también le regaló un Pontiac 67 color blanco.

Sin querer ser retribuida económicamente, Cocke cuidó a Elvis en Graceland dos años hasta el día de su muerte, suministrándole medicamentos para tratar su hipertensión, sus problemas de colon, su retención de líquidos y su alta presión sanguínea. Para quienes sostienen que Elvis murió a causa de una sobredosis de droga, la enfermera asegura que todo tratamiento fue meticulosamente monitoreado por un equipo médico encabezado por Nichopoulos.

Para honrar la memoria de su ex paciente, a finales de los 70 Marian publicó el libro I Called Him Babe, y organiza desde hace casi 20 años la Elvis Presley Memorial Dinner con allegados al legendario cantante.

«Lo único que puedo concluir es que era un gran hombre, muy generoso, alguien a quien se le podía querer fácilmente. No podría decir algo negativo porque, sencillamente, nunca vi algo malo en él. Era alguien inusual que se preocupaba por los demás».

El día de su muerte, Presley tenía en su poder un boleto de avión para viajar a Portland. Ello no sucedió y el show del 26 de junio de 1977, en Indianápolis, quedó registrado como el último concierto de su vida, del cual se recuerda el emotivo cerrojazo con «Can’t Help Falling In Love».

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Una respuesta a “Una plática con la enfermera personal de Elvis Presley”

  1. La verdad solo alguien que lo haya conocído puede opinar, yo jamás supe si lo que decía de las mexicanas era cierto o no, o si en verdad dijo esa obsenidad de Katy Jurado, son como rumores, en pocas palabras nose si era genial o creido, pero la verdad el me es X porque ni su música me llegaba pero bueno al menos es lindo que la enfermera tenga un lindo recuerdo de el y sobre todo ese anillo! jajajaja, dile que me lo regale no?

    tqmmmmm!

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