Linda Perry no es solo aquella potentísima voz que catapultó a 4 Non Blondes al estrellato y que hizo del tema «What’s Up?» un himno generacional. Más que ello, sus entrañables letras y su trabajo fuera del escenario la convirtieron en un hada madrina de estrellas como Christina Aguilera, Pink, Gwen Stefani, Jewel, Courtney Love y Alicia Keys.
«Beautiful» (no.1), «Candyman» y «Hurt», de Aguilera, «Get The Party Started» (no. 1), de Pink, y «What You Waiting For?», de Stefani, son escasos ejemplos de las letras de Perry, quien este año ha vuelto a las andadas con su nueva banda: Deep Dark Robot.
Cuando me enteré del nuevo proyecto de Linda, de la mano del baterista Tony Tornay, poco entusiasmo me causó. Sin embargo, fue precisamente a través de una charla telefónica de 25 minutos con ella como pude convencerme de que debía escuchar el disco debut de la dupla, denominado 8 Songs About A Girl.
«El problema es que soy un alma torturada por el amor. Me enamoro como una loca y no temo a explorar, por eso duele mucho cuando las cosas no salen bien», me decía Linda en un viernes de junio.
Y sí, las letras del material fueron jugo exprimido en directo de la frustración de Linda (abiertamente lesbiana) por no poder conquistar a una chica.
«Estaba en una situación en la que mi corazón se rompió, me enamoré locamente de una mujer y empecé a componer temas a granel», me contaba.
Pues bien… el resultado es brutal y vivencial hasta que la carne se rasgue, excelso y digno de colocarse en la terna de mejor disco del año. Así de contundente. Perry estaba destrozada por esa mujer anónima de la que no nos da nombre, pero sí detalles. La llama «puta», la adora en otro tema, la vuelve a detestar y hasta se mofa de ella minutos antes de caer una vez más en el llanto que no se seca. Linda Perry abierta ante millones de oídos y ojos por culpa de un amor fracturado. El track más melancólico en años es «Speck», séptima en el listado.
Se dice que el peor momento es el mejor momento para escribir canciones.
Puede ser, vaya que sí.
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