
La leyenda callejera señala que “Touch Me” refería a masturbación, pero en la realidad tan sugerente idea parece desinflarse porque su creador, el pelochino guitarrista de The Doors, Robby Krieger, ni siquiera trabajó el sencillo de diciembre de 1968 con aquel táctil título.
En sus orígenes el corte se llamó “Hit Me” y se rumoreó que el músico había querido desahogar las frecuentes discusiones que tenía con su novia de entonces – otros autores sostienen que el nombre de trabajo se alternó con “I’m Gonna Love You”- pero décadas después el guitarrista descartó aquella versión en una entrevista con Louder Sound: “‘Touch Me’ se titulaba ‘Hit Me’ porque la compuse pensando en el juego Blackjack: ‘Hit me babe! Can’t you see that I’m not afraid?’”
Fue Jim Morrison, el magnético frontman destinado a rozarse con las multitudes más que ningún otro pelado de la agrupación californiana, el que intuyó que ese par de palabras incitaría a la chusma a darse de trompadas en sus conciertos y prefirió mantener quijadas fuera de peligro. Y así, resultó más conveniente modificar el nombre, desatar el cachondeo con las chicas y surcar territorios más convenientes y alineados a la personalidad del gran dandy que aprisionaba el micrófono.
Acaso la pieza del experimental álbum platino The Soft Parade más aclamada y aplaudida con el correr de las décadas, “Touch Me” abraza el vozarrón de un Morrison cercano a su cúspide y convertido en el epicentro de una vorágine carnal, desatando un tornado de emociones desde los instantes iniciales en los cuales uno puede coordinar tiempos y cortar cebolla al ritmo del órgano de Ray Manzarek. Intensidad y vehemencia con un mayúsculo desenlace de saxofón que ha derivado en la constante inclusión del sencillo en la parte alta de todos estos listados que han hurgado en el catálogo de The Doors para mantener viva la historia del regordete símbolo sexual que dejó de respirar en una tina parisina en julio de 1971.
“Con nuestras raíces jazzísticas, Ray y yo platicamos sobre la posibilidad de usar instrumentos de viento incluso antes de grabar el primer disco. Así que cuando tuvimos la posibilidad de hacer eso, nos planteamos expandir nuestro sonido y nos divertimos mucho haciéndolo. Algunos críticos nos detestaron por el cambio, pero ‘Touch Me’ fue un gran éxito. Recuerdo que George Harrison entró al estudio de grabación y dijo… ‘Oh, Sgt, Pepper…’”, ahondó el baterista John Densmore sobre el corte que alcanzó el tercer lugar en el Billboard Hot 100.
Una buena parte de esta pertinaz emotividad se debe a los condimentos orquestales que posee el single, una propuesta del productor Paul A. Rothchild, quien en aquellos meses provocó varios insomnios a Krieger. “Me dije… ‘Oh Dios, ahora estamos copiándole a The Beatles’. Además, los Stones acababan de exhibir de igual manera su faceta orquestal”, explicó Robby a la revista Rolling Stone en el aniversario cincuenta del disco.
“Come on, come on, come on, come on, now, touch me, babe. Can’t you see that I am not afraid? What was that promise that you made? Why won’t you tell me what she said?”
Opina en Radiolaria