La historia detrás de las más grandes canciones

La jamás resuelta desaparición de Richey Edwards

He aquí el caso más bizarro del funestamente célebre Club de los 27, la asociación no oficial pero mundialmente reconocida de músicos y rockeros que “consiguieron” su membresía muriendo a esa edad. Algunos de ellos ejecutaron una decisión propia, otros sufrieron intempestivas y fatales mordidas de la vida y otros tantos sucumbieron por su incapacidad de calcular o mínimamente estimar la cantidad de químicos y sustancias que suministraron a su cuerpo en un momento dado.

Este extrañísimo caso corresponde a Richey Edwards, el atormentado, depresivo y ocasionalmente anoréxico guitarrista de los Manic Street Preachers que el 1 de febrero de 1995, a primera hora de la mañana, atravesó a paso lento las puertas del hotel Embassy de Londres y no volvió a ser visto jamás.

Richey dejó sin ocupar el asiento de un vuelo que esa misma tarde salió de la capital inglesa rumbo a Estados Unidos, país en el que los predicadores tenían programada una pequeña gira de promoción. En la fecha de su desaparición, el disco más reciente de la banda, The Holy Bible, estaba por cumplir seis meses de haberse editado y Richey, quien había visitado un par de veces el hospital psiquiátrico y se había intentado quitar la vida en el verano previo, tenía veintisiete años y dos meses.

James Dean Bradfield, el otro integrante del grupo británico que se hospedó en una de las habitaciones del Embassy, pasó la tarde anterior con Richey en el estacionamiento del lugar, escuchando algunas maquetas que recién habían grabado. Su recuerdo en una entrevista con la revista Q solo agregó un par de pizcas de drama al misterioso desenlace de su amigo: “Le pregunté cuál era su favorita y me dijo ‘Las demás son buenas, pero ‘Small Black Flowers’ es la única que realmente me gusta’”.

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