La historia detrás de las más grandes canciones

The Pogues y el mejor villancico jamás escrito

Se conocía buena parte de los avatares de la infancia de Shane MacGowan, el desdentado vocalista de The Pogues con orejas prominentes y ojos de boxeador magullado. Uno es que su padre solía obligarlo a subirse a la mesa del comedor para cantarle a las visitas, entretenerlas y así evitar que la fiesta terminara pronto. Con el jolgorio estirando la madrugada, el chiquillo de seis años se mantenía despierto pegándole picotazos a las cervezas Guinness que adornaban varios estantes de aquella pequeña casa del viejo condado de Tipperary, en la Irlanda donde pululan ruinas medievales.

Como tantos otros, ese insano ritual fue prólogo de una vida más allá de los confines de la salud que onduló durante las siguientes seis décadas hasta que en noviembre de 2023 la esposa del músico, Victoria Mary Clark, se convirtió en viuda y enmarcó la pérdida de su adorado con unas líneas de mayúscula ternura: «Shane, quien siempre será la luz a la que me aferro, la medida de mis sueños, el amor de mi vida, un alma bella, un ángel hermoso, el sol y la luna, el inicio y el final, se ha ido con Jesús y María y con su bella madre Therese«.

En cientos de publicaciones el obituario de la mujer compartió espacio con la mención de las canciones más memorables de Shane como líder de la cuadrilla irlandesa atada al punk por definición, pero que a menudo escapó a las definiciones rígidas.

Muchos rotativos y portales que dieron cuenta de la muerte y legado del músico salpimentaron sus textos destacando «Fairytale of New York», una tonada navideña que en diciembre de 1987 no pudo llegar al número uno de la lista de popularidad de Reino Unido porque una espectacular reversión de «Always On my Mind», de los Pet Shop Boys, se robó la cima.

Enredando las voces de Shane y de Kirsty MacColl, la pieza cuya manufactura tomó más de dos años rasca líricamente en los sueños rotos y en la pérdida de las épocas felices de una mujer y un hombre. «La idea básica de la canción vino de mi esposa», comentó Jem Finer, integrante de The Pogues a cargo del banjo y coescritor del corte. «Fijaba esta idea de una pareja entrando en momentos difíciles y alcanzando finalmente algún tipo de redención. Hay una historia secreta ahí, la historia real de algunos amigos en común que viven en Nueva York», abundó Finer.

MacGowan, el católico renegado que nació el día de Navidad de 1957 y que al momento de concebir la composición jamás había visitado Nueva York, dio su propia versión acerca de la que llamó «la ‘Bohemian Rhapsody’ de The Pogues». «Tomé asiento, abrí el jerez, saqué los cacahuates y fingí que era Navidad para entrar en sintonía (…) La canción en sí es bastante deprimente al final, se trata de estas viejas estrellas irlandesas-estadounidenses de Broadway que están reunidas en Navidad, hablando de si las cosas van bien», expuso. «Me identifiqué con el hombre porque era un estafador y también con la mujer porque era una bebedora empedernida que cantaba. He estado en hospitales con gotas de morfina y he estado en tabernas de borrachos en plena Nochebuena».

Poco antes de la Navidad de 2023, “Fairytale of New York” sonó inmensa y alegrísima en el funeral de Shane MacGowan, cantada por Glen Hansard y Lisa O’Neill. Varios de los asistentes al acto en Tipperary abandonaron la solemnidad del ritual y saltaron de las bancas para bailotear a pocos centímetros del ataúd del desdentado, riendo y llorando al son del mejor villancico jamás escrito, ese que nunca llegó al número uno en los diciembres.

El luto se esfumó y en medio de la algarabía de los irlandeses, siempre aguerridos y vibrantes, solo faltó un padre que pidiera a su hijo subirse a una mesa para entretener a los presentes y, con ello, extender el jolgorio en memoria de Shane hasta el amanecer.

«It was Christmas Eve in the drunk tank. An old man said to me… ‘Won’t see another one‘»

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