La historia detrás de las más grandes canciones

Bobby Fuller y el cadáver de un forajido en el Oldsmobile

La muerte, la música, la música y la muerte. Así la línea secuencial alrededor de un clásico del rock en tan solo siete años.

Justo cuando intimaba con la gloria, Buddy Holly perdió la vida en 1959 en el siniestro más recordado en la historia del rock y un año después los miembros restantes de The Crickets lanzaron «I Fought the Law», sencillo escrito por Sonny Curtis. Aquella versión primigenia quedó lejos de la cúpula de las listas de popularidad y luego de un lustro fue retomada por The Bobby Fuller Four, unos chicos de El Paso que decidieron vitaminarla con guitarras alucinantes. Mucho más potente, la relectura de rock garaje se convirtió en un pelotazo que trepó hasta el noveno lugar del Billboard, logro cercado por la creencia en buena parte de Norteamérica de que la canción había sido compuesta por Bobby Fuller, un joven con el encanto de un delfín, y sus secuaces.

«En 1962 o 1963 Bobby puso el disco In Style with the Crickets y me preguntó si había algo ahí que debiésemos grabar. El único tema que pensé que tenía algún nexo con nuestro estilo en esos tiempos fue ‘I Fought the Law’. Sonaba un tanto viejo en comparación con lo que estábamos haciendo, así que empezamos a adaptarlo. Me sentí identificado con esa canción porque siempre me vi como un forajido», comentó Randy Fuller, bajista del grupo texano y hermano menor de Bobby.

«Inglaterra tiene a The Beatles, pero El Paso tiene a Bobby Fuller«, consignó El Paso Herald Post en el otoño de 1964, subrayando el irrefutable ascenso del cuarteto.

Precisamente en los meses en que esta nueva versión de «I Fought the Law» pululaba en la radio y provocaba que el grupo recibiera frecuentes invitaciones para presentarse en programas de televisión, el cadáver de Bobby fue encontrado a plena luz del día en el asiento de conductor del Oldsmobile azul que le había prestado su madre. Yacía boca abajo, tenía sangre en la cara y en el pecho y moretones en buena parte del cuerpo. Su ropa había sido rociada con gasolina.

El hallazgo de aquel 18 de julio de 1966 en un lote muy cercano a su departamento en Los Angeles, donde también se encontraron un bidón de gasolina a medio llenar y una manguera de hule, fue el punto de partida de un misterio que nunca fue resuelto.

El ejecutivo de Del-Fi Records, Bob Keane, arribó al lote cuando la policía aún recopilaba evidencia y vio cómo un detective tiraba la manguera y el bidón en un contenedor de basura: «Este era uno más de esos típicos rockeros y punketos. Se suicidó», sentenció aquel investigador, pulverizando cualquier grano de polémica sobre el atípico destino del músico.

Fuller murió con veintitrés años y se llevó a la tumba un racimo de incógnitas que inspiraron un capítulo especial de Unsolved Mysteries, la célebre serie conducida por Robert Stack, además de un elogio de George Harrison revoloteándole a Bobby en el oído. «The Bobby Fuller Four es el grupo que más escucho hoy en día», reveló el guitarrista de The Beatles cinco meses antes de la muerte del galante líder de esa cuadrilla que, al igual que Buddy Holly, llevó la rebeldía a desenlaces trágicos en lugares inimaginables. Uno de esos, el lote donde aparcó el Oldsmobile.

Poco importa el artefacto o el vehículo. Ocasionalmente, el rock se las arregla para matar a sus estandartes de noche o de día, por aire o por tierra, accidentalmente o con ayuda de vaya uno a saber quién y por qué.

«I left my baby and I feel so sad, I guess my race is run, well, she’s the best girl I’ve ever had, I fought the law… and the law won«

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