
«True» lo tuvo todo: una chica cuya sonrisa eléctrica inspiró las letras, un solo de saxofón inmenso y universal, un ritmo confeccionado para hechizar igual orejas blancas y negras y hasta unos odiosos oponentes en Inglaterra, los Duran Duran, que, apenas escucharon la canción, reconocieron su grandeza y depusieron las armas.
Quinteto de clase obrera salido del centro de Londres y obsesionado con el buen vestir, Spandau Ballet se convirtió en fenómeno mainstream cuando Gary Kemp, su carismático guitarrista de veintidós años, compuso aquel corte pensando en Clare Grogan, la cantante rubia de la banda Altered Images que lo hacía salivar y mirar el techo en las madrugadas y soñar despierto y soñar dormido… e imaginar todo eso que puede ser posible única y exclusivamente en un mundo imposible. El enamoramiento de las juventudes, el único que se alimenta y se empacha de nada.
Poco antes de que se cumplieran treinta años de la edición de aquel sencillo de adherencia instantánea y desencadenante de la spandaumanía, el periódico británico The Guardian invitó a Kemp a escribir un texto en su portal oficial, propuesta que el inglés aceptó para reconstruir parte de la historieta del romance que nunca fue: «Conocí a Clare en el programa Top of the Pops y en algún momento dado viajé a Escocia para compartir el té con ella, su madre y su padre. Aunque mis sentimientos hacia ella jamás fueron correspondidos y la relación fue platónica, eso fue suficiente para que brotara una canción como ‘True’, que también se volvió el título de nuestro álbum de 1983«.
La ocurrencia del chaval derivó en el sendero directo al éxito, algo mucho más grande que el mero hit del verano. Con el número uno en Reino Unido y veinte países más y el cuatro en Estados Unidos, “True” mandó a los Spandau a la primera división y les dio carta de perpetuidad en la memoria. Suculenta e hipnótica, la cadencia de la pieza que escapa a las cuadraturas de cualquier década, siembra deseos de chasquear los dedos y recitar, cada quien con la voz que Dios le dio (o le negó), el susurro acompasado que lo atempera todo: “Huh huh uh-huuuuh huh, I know this much is true…” Pareciera como si todo el deseo del guapo Gary hacia la linda Clare, en lugar de desatar un incendio pasional, formara cada pulsión en filita y organizara un cántico de arcángeles al unísono.
“Musicalmente, quería componer algo como ‘Let’s Stay Together’ de Al Green con su frase… ‘I’m so in love with you…’, pero todo quedó en un simple… ‘Huh huh uh-huuuuh huh’. Fue un gancho tan pegajoso que decidimos dejarlo como la introducción del tema”, añadió Kemp en el texto.
Convertida en una cincuentona que conservó su risa eléctrica, Grogan charló en 2011 con la BBC acerca del corte que inspiró y cuyo número de repeticiones tan sólo en Estados Unidos sobrepasaba entonces los cuatro millones, equivalente a veintidós años de reproducciones ininterrumpidas. «Gary y yo éramos muy buenos amigos, pero nunca llegó a decirme… ‘Clare, escribí esta canción para ti’. Ya después, cuando declaró casi de forma oficial que yo fui su musa, probablemente arruinó el significado de la canción para muchas otras», opinó la escocesa.
Desde hace tres décadas, Clare está casada con su compañero en Altered Images, Steven Lironi, hoy productor musical y restaurantero que de cuando en cuando también se vuelve víctima indirecta de aquel clásico de Spandau Ballet, una curiosidad ratificada por la propia Grogan: «A veces, cuando Steven se ha molestado conmigo por algo en particular, yo he llegado a decirle: ‘¿Puedo alegar en mi defensa que soy la mujer que inspiró una de las mejores canciones de amor jamás escritas?’»
Y así, con tal chantaje, su esposo se atempera y depone las armas.
«I bought a ticket to the world, but now, I’ve come back again! Why do I find it hard to write the next line? Oh! I want the truth to be said…«
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