La historia detrás de las más grandes canciones

El planeador amarillo

«Hay una escena clave en The Thomas Crown Affair en la que Steve McQueen está volando un planeador amarillo sobre una vereda. El productor y director de la cinta, Norman (Jewison), me dijo… ‘Quiero que escribas una canción que muestre la ansiedad que el personaje de Steve está sintiendo en esos instantes’. Y ahí surgió ‘The Windmills of Your Mind’», confesó en 2010 el compositor Alan Bergman a The Jazz Times. «Siempre, antes de ir a dormir, la mente da muchas vueltas, así que de ahí parte la idea. Los círculos girando dentro de tu mente, así como el vuelo de un planeador. Todo en aquella canción es circular».

Con ochenta y cinco años, Bergman reveló tales pormenores sentado en el sillón de su casa, lejos de los reflectores y entrelazando dedos flacos y viejos con su amada Marilyn, quien también participó en la creación del clásico de las espirales, al igual que el compositor francés, Michel Legrand.

En 1968, los tres virtuosos acogieron y llenaron de consejos a Noel Harrison, el treintón londinense elegido para dar voz a la composición. «El productor Norman Jewison decidió que yo fuera el intérprete y mandó a Michel Legrand a instruirme con la melodía», rememoró Harrison en 2005, en una conversación con The Independent. «Las letras las practiqué con Marilyn y Alan Bergman, quienes en un inicio tuvieron la idea de escribir sobre todo lo que fuese redondo, algo en lo cual entonces no profundicé demasiado, pero al final puedo decir que ha sido un regalo del cielo: mucha gente todavía me escribe cartas mencionado que el tema les sirvió como sustento emocional. Tiene tintes mántricos, curativos», añadió Noel, quien en 1966 se había topado en una fiesta de potentados y pudientes con Frank Sinatra, recibiendo de éste un discreto jalón de brazo y un consejo en voz baja que jamás olvidaría: «Aférrate a la música, nene».

La proyección de «The Windmills of Your Mind» en la megataquillera The Thomas Crown Affair, su estreno en la radio en 1968 y su vertiginoso ascenso en la lista de éxitos de Reino Unido empataron con una nominación al Óscar por Mejor Canción Original. Sin embargo, un nuevo proyecto en Inglaterra impidió a Harrison asistir a la gala del 14 de abril de 1969 en Los Angeles, donde se repartirían estatuillas a granel. En su lugar, un hombre de corta estatura, ciego, con gafas polarizadas y saco de hombreras dorado se colocó al centro de un asterisco de luces en el escenario del Dorothy Chandler Pavilion y ofreció una vibrante relectura de la composición con guitarra acústica. La ovación que la concurrencia derramó sobre José Feliciano fue atestiguada por Harrison en la soledad y quietud de la madrugada inglesa. Y solo unos minutos después, Frank Sinatra, el astro que había aconsejado a Noel en aquella reunión de millonetas y opulentos, anunció al mundo que «The Windmills of Your Mind» era la indiscutible triunfadora en su categoría.

«Aquel momento se volvió un lastre para mí. Estaba comprometido con una película en Inglaterra llamada Take A Girl Like You y el director cuyo nombre no recuerdo (Jonathan Miller) se opuso a que viajara a Los Angeles a interpretar mi canción», confesó décadas después el hombre que en ese último abril de los sesentas no volvió a conciliar la siesta en calma y fue asediado por decenas de imágenes en las madrugadas, sobrevolando su mente en círculos interminables… como un planeador amarillo encima de una gran vereda.

«Round, like a circle in a spiral, like a wheel within a wheel, never ending or beginning…«

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