Brandon Flowers tuvo razones de sobra para sonreír una y otra vez anoche en el Foro Sol.
Con esta imagen del vocalista abrazado a los fanáticos más cercanos y repartiendo palmadas, el gran concierto en la carrera de The Killers llegaba a su fin, concretando la noche más masiva en los 11 años de carrera del cuarteto de Las Vegas. Sin exagerar, jamás los dueños del escenario reunieron a 60,000 fanáticos en un show propio. Palabras mayores.
Y con la justicia propia de una fecha especial, habrá que recordar que no fue propiamente Flowers el hombre de la noche, pese a ser el duendecillo coqueto y el nene consentido de las nenas. El gran matón fue Ronnie Vannucci, el todopoderoso de la batería que salió con estampa de pulpo a derrumbar todo lo que se le pusiera enfrente. Un monstruo con las muecas necesarias, el torbellino en la greña (siempre catalizador de emociones) y la boca abierta encerrada en la barba de mercernario, como si estuviera destripando a una bestia sin misericordia ni piedad. El lado Neanderthal de The Killers que equilibra las poses encantadoras de Flowers, la mamonería de Dave Keuning (otro killer de la lira) y la sobriedad inmaculada de Mark Stoermer. Para cada vaso hay un sabor de malteada. Con más o menos espuma, todos igual de buenos.
Para otra página de la historia quedarán las dos primeras tonadas de la noche, una íntima «Enterlude» y una catártica «Mr. Brightside» con las luces del foro aún prendidas, lo que permitió atestiguar el vuelo de millares de vasos de cerveza y una lluvia de oro en una noche despejada y sin nubes. Si el cielo no se destrampa, en la tierra se desata la fiesta. Ya después los amantes lo hicieron con la luz apagada y las parejas se besaron sin mirones de por medio, con la perfecta música de fondo.
La producción excesiva nunca ha sido parte de esta primera era de la banda, tras la cual habrá que ver si eso cambia o permanece tal cual en los años de consolidación. En todo caso, la calidad instrumental de los cómplices de Flowers ha sido suficiente para cumplir a cabalidad las presentaciones en anfiteatros, arenas y estadios por igual. Por notas no hay falla, por actitud menos.
Y mientras la noche avanzó y sonaron «Human», «Somebody Told Me», una fascinante versión de «For Reasons Unknown» y «From Here On Out», Vannucci siguió allá al fondo con sus batacazos atronadores. Injusto que pocos hablaran de él, porque por más que golpee y golpee, está condenado a que todo elogio regrese, irremediablemente, al «bello» Brandon.
Un himno siempre debe ser al menos para preparar el encore y, en ese sentido, «All These Things That I’ve Done» se mantiene sólido, mientras que hay un combo eficaz de hits para rematar la vuelta, entre los que destaca «When You Were Young».
Desenlace aseado con una versión extendida de «Battle Born» que da tiempo para todo: presentar al grupo, bajar con la audiencia, prometer la vuelta, agradecer la noche y posar para la foto con la bandera.
Ya para entonces Vannucci había vuelto en sí. Había dejado de golpear, ahora sonreía con las manos rojas y las muñecas temblorosas. Un animal, el más animal de la pandilla de matones.
Setlist – 130413
Enterlude, Mr. Brightside, Spaceman, The Way It Was, Smile Like You Mean It, Bones, Shadowplay, Miss Atomic Bomb, Human, Somebody Told Me, Here With Me , For Reasons Unknown, From Here On Out, A Dustland Fairytale, Read My Mind, Runaways, All These Things That I’ve Done // This Is Your Life, Jenny Was a Friend of Mine, When You Were Young, Battle Born.
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