
Traían mucha onda, mucho garaje, mucha guitarra, mucha suciedad deliberada, mucho Nueva York, mucha facha, un frontman de ojos somnolientos y voz de interferencia, un guitarrista rítmico hijo de un célebre músico, y un disco imparable con once balas de plata y ningún residuo.
Cinco talentos con un rock perfecto a medio camino entre Ramones y The Velvet Underground, abrían la década, el siglo y el milenio. Dos flacos de greñas chinas, dos lacios y uno indefinido integraban The Strokes, pandilla de nenes acomodados con rasurados deficientes, ojeras de panda y actitud callejera. Y colgaban de su disco debut el diminuto título Is This It, salido de lo complicado de concebir que un romance se ha terminado… así como así.
Aunque habían escrito canciones cortitas y huracanadas que le plantaban cara al creciente nu metal y harían imaginarlos chicos de barrio, eran músicos bien, tenían la dentadura completa, vestían chamarras de cuero de alto precio y dormían junto a ventanales limpios con los amarillos de Manhattan colándose luminosa y radiante. Nada de miserias. Tan es así que algunos de sus nombres parecían de diseñador aplaudido en Milán: Nikolai y Fabrizio.
Por azares del destino, el álbum de treinta y seis minutos de duración fue publicado escalonadamente en 2001, dependiendo del país. Tras ponerlo en circulación en Estados Unidos durante el verano, se presentó un inconveniente: en septiembre las Torres Gemelas de Nueva York cayeron una tras la otra en media hora y una nación mutilada y sangrante separó como nunca antes héroes de villanos. Si bien inocente y mucho más sexoso que político, el disco lucía como noveno track “New York City Cops”, una composición en la que Julian Casablancas gritaba un estribillo barrido y mordelón contra cuatro uniformados de la gran metrópoli: “New York City cops, New York City cops, New York City cops, but they ain’t too smart…”
«‘New York City Cops’ era una canción abiertamente política que surgió de las noticias sobre Amadou Diallo y la brutalidad policiaca. Pero cuando tuvimos que quitarla del álbum por lo sucedido el 11 de septiembre, el elemento político fue removido de la narrativa de la banda», afirmó Casablancas en 2018 a Vulture.
Diallo, un joven vendedor ambulante de Liberia, había muerto en 1999 en la entrada de su apartamento en el Bronx, masacrado por veinte disparos de Edward McMellon, Sean Carroll, Kenneth Boss y Richard Murphy, policías que alegaron haberle encontrado a su cartera forma de revólver. En instantes, abrieron fuego para acabar con las dudas.
La conmoción por los atentados de 2001 arrasó con los asuntos menos mediáticos y «New York City Cops», con todo y sus críticas a los uniformados, salió de la placa de The Strokes en Estados Unidos. Fue la sacrificada. Los acostones adolescentes, las ganas de sexo oral, las chucherías junto al mar, el abuso de sustancias y peripecias adyacentes pasaron el corte y sobrevivieron en el listado de Is This It.
El 31 de octubre de 2001 el grupo hizo parada en el Hammerstein Ballroom neoyorquino y unas horas antes del recital, Billboard los visitó para entrevistar al bajista de apellido famoso y publicar un breve texto en su website: «‘New York City Cops’ se eliminó de la versión nacional del álbum. Albert Hammond Jr. (guitarrista) defiende la pista diciendo que ‘Es una historia de amor entre dos personas y solo expresa que no estás siendo inteligente, sino tratando de acosar cuando deberías estar haciendo otra cosa’. La canción permanece en el set en vivo del grupo, pero Hammond advierte que ‘Probablemente aún no la toquemos en Nueva York‘».
Dos mil doscientos fanáticos y diez crónicas de periódicos locales tuercen el pronóstico y certifican que esa noche de Halloween la canción prohibida sonó potente en el Hammerstein a una hora cuya precisión resulta escalofriante: las once con nueve minutos.
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