4 Non Blondes y cómo no esperar a un mejor momento

“Recuerdo cuando (Linda Perry) estaba escribiendo los versos de ‘What’s Up?’. Los sabía a la perfección, como si los hubiese escuchado antes. Creo que por eso la canción conecta con tanta gente. Ella era capaz de transmitir precisamente lo que estaba sintiendo. Si analizas las letras, no significan nada. Todo se reduce a cómo mueven los sentimientos de ciertas personas”.

El testimonio de Christa Hillhouse al sitio Songfacts para rememorar el origen del sencillo mayúsculo de los extintos 4 Non Blondes es correcto, pero está incompleto y un tanto descafeinado.

La primera vez que la bajista y cofundadora de los Blondes oyó lo que su compañera Linda Perry estaba construyendo con una vieja guitarra acústica, lo hizo entre sábanas, arrumacos y besos en un departamento en San Francisco. “Había empezado apenas a vivir con Christa y un buen día ella estaba encerrada en su habitación, teniendo sexo con su novia. Yo acababa de comprar un pequeño cachorro”, reveló Perry a la revista Rolling Stone. “Fue la época siguiente a la gestión de (Ronald) Reagan, un tiempo en que sentía que todos los políticos estaban locos y me preguntaba qué rayos sucedía. Estaba escuchando estos gemidos de las chicas al otro lado del pasillo del apartamento y mi perrito saltando y ladrando, pulgas por todo el lugar… y yo recién llegando a esta banda de rock que sinceramente no me agradaba del todo. Inmersa en todas esas emociones, tomé mi guitarra y escribí la canción. Algo brotó y en cuestión de minutos la completé. Luego oí los pasos de Christa bajando las escaleras a toda prisa para preguntarme agitada… ‘¿Qué fue eso?’”

“Eso” fue el cometa. “Eso” fue la gloria y la devastación de una banda setenta y cinco por ciento femenina que logró causar sensación en la preeminencia del grunge. El gran “eso” de uno de los grupos donde, acaso como nunca, una de sus integrantes lo fue todo: alma, cara, pulmones y un vozarrón suficiente para seguir retumbando hasta el final de los siglos.

Una generación completita sabe que aquella creación de la joven artista bien pudo titularse «What’s Going On» por su estribillo repetitivo y contagioso, pero la propia sombrerera decidió no llamarla así porque hay dioses y semidioses, como Marvin Gaye, que no se tocan. Así pues, la autora la llamó «What’s Up?», palabras que curiosamente jamás pronuncia en los casi cuatro minutos que dura el sencillo.

Contra esos ojos saltones que alcanzaban el océano entero, un sombrero talla mamut que Slash envidiaría, aquella brillosa arracada colgada de la nariz y esas larguísimas rastas que abrían y cerraban el telón de la mejor puesta en escena de 1993, nada ni nadie podían competir. Linda Perry fue mucha leona para la jaulita de grupo que la reclutó a comienzos de la década. Linda Perry fue el imán de las cámaras y el epicentro de los aplausos, pero Linda Perry fue también la chiquilla visionaria y valiente que, confiando en lo que tenía entre manos y contra todo lo que hacen quienes los grupos recién formados, sugirió al sello Interscope no incluir aquel bombazo en el disco debut del cuarteto, sino esperar a una segunda placa. Argumentó, sin rodeos, que así evitarían ser una banda fugaz, con un chispazo excelso y una inmediata debacle. “Somos nuevos y necesitamos construir poco a poco. Esta canción será un clásico, será buena el próximo año o en el siguiente disco. Será grande en cualquier disco donde la incluyamos”, dijo en una reunión con la esperanza de impedir precipitarse. En menos de sesenta segundos su sugerencia fue aplastada por los ejecutivos, sabuesos ávidos del éxito que vendría con semejante joya, a la cual incluso se le hicieron arreglos con los que Perry estuvo en desacuerdo.

La premonición de Linda fue casi la muestra de alguien que viajó al futuro, lo vio todo y ha querido hacer la advertencia a tiempo… sin éxito. “What’s Up?” fue más grande que Bigger, Better, Faster, More!, el álbum que la alojó, e igualmente sobrepasó a la propia banda que la lanzó como segundo single de su carrera. Antes no hubo nada y después no hubo mucho más. Todo tal cual lo previó su cantante: un cometa, un momento cegador y un gran colapso. Súbitamente convertida en súper estrella, Perry se sintió descolocada en una cuadrilla que succionó su talento sin que nadie aportara algo más que tocar sus instrumentos con nulo virtuosismo. Casi dos años después del gran trancazo mediático, decidió abandonar el barco. “La cantante lesbiana de 4 Non Blondes se vuelve solista con un álbum honesto”, fue el cabezal punzocortante con el que The Advocate consignó la independencia de la cantautora en septiembre de 1995.

Aferrada al pasado, Christa Hillhouse mantiene hoy día el portal FourNonBlondes punto com, donde reluce un video titulado “La historia de mi banda”, escoltado por once pasajes que cuentan la breve aventura del grupo. En el octavo capítulo, la bajista subraya la monumental canción que Perry creó con su guitarra en aquella tarde en San Francisco, mientras ella tenía sexo, y confiesa que ese hit les llevó a Saturno, a saludar tras bambalinas a Carlos Santana y a Neil Young en un lapso de tres minutos, a ser invitados al show de Arsenio Hall la misma noche que Evander Holyfield y Riddick Bowe, y a abrir los conciertos del fastuoso Get a Grip Tour de Aerosmith. “Años después, supe que Liv, hija de Steven Tyler, fue quien imploró a su papá para que nos permitiera ser sus teloneros. ¡Gracias, Liv!”

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