RADIOLARIA

En 1994 The Offspring quebró el cristal de la industria musical valiéndose de un piedrazo titulado «Come Out and Play».

Con un inicio demoledor que incluía la frase «You gotta keep ‘em separated«… aquel sencillo del álbum Smash colocó a la pandilla del sur de California a la vista de miles de melómanos que, si bien se nutrían a lo grande del grunge de los años 90, no estaban acostumbrados a canturrear piezas propias del resurgimiento del punk. O lo que otros llamaron en aquel tiempo «punk comercialmente accesible».

Bien lo dijo el vocalista Dexter Holland en una conversación telefónica con Jeff Vice en aquel excitante 1994: «Es algo único del punk. Apenas te vuelves popular y una buena parte de la gente se te pone en contra».

Y es que dicho tema, que a partir su lanzamiento oficial el 10 de marzo de ese año gustó igual en el inframundo que en los bares para trejeados y fresas, fue el que realmente los hizo cosechar alabanzas por doquier luego de un par de álbumes publicados en 1989 y 1992 con moderado éxito.

«Esta canción se empezó a escuchar en la radio cuando estábamos en Alaska. Después hicimos el video con el grandísimo presupuesto de 5,000 dólares y nos percatamos de que en otros lugares se rotaba más y más y más», recordó en 2008 el guitarrista Noodles.

El clip fue dirigido por Darren John Lavett, a quien Dexter le había echado el ojo un par de años antes con el video «So What’cha Want (Clean)», de Beastie Boys.

«El corte es sobre pandillas y cosas así, violencia, así que nos interesaba tener imágenes de conflicto, perros, no sé, un toque artístico y con simbolismos», reveló el eternamente carismático vocalista.

Pues bien, la adictiva y recién parida «Come Out and Play» llegó al primer lugar del US Alternative Songs de Billboard y tuvo gran punch en otros lares como Australia, Francia y Suecia. Así que resultó sorpresivo que la agrupación ofreciera tan solo en 1994 un total de 144 conciertos como parte del monstruoso Smash Tour.

Uno de los recitales más recordados y vibrantes de aquella gira se dio el 12 de diciembre de tal año, al interior de The Fillmore de San Francisco. Con rastas y cachucha al revés, Dexter Holland decidió invitar al escenario a un niño de 9 años de edad llamado Jason para que diera el intro de la canción. Tras una breve asesoría al oído, los acordes comenzaron y el pequeño dijo a unos centímetros del micrófono: «You gotta keep ‘em separated!«.

El infantil grito de guerra hizo que se armara una marabunta de patinetos y el pequeño recinto californiano, con tanto brincoteo y empujón, se quedó a un tris de despegar.