Hay una canción que jamás se extingue

morr.jpgEn decenas y decenas de shows Morrissey usó los últimos acordes de «There is a Light that Never Goes Out» para, básicamente, arrancarse la camisa.

De buena tela porque casi nunca se notaba sudada, la prenda caía sobre algún iluminado de las primeras filas, ocasionaba alaridos, torcía cuellos y causaba desmayos.

Epicentro de este tipo de pirotecnia pasional, el copetudo agradecía, abandonaba el escenario y permitía que su impecable séquito de músicos concluyera la noche.

Durante su documentada presentación en el Hollywood Bowl, en junio de 2007, el británico dijo a la concurrencia… «Recuérdenme de esta manera» antes de interpretar este añejo clásico de The Smiths, con el entarimado luciendo una silueta a gran escala de James Dean, perpetuo molde de plastilina en el que «Moz» basó su imagen desde el inicio de su carrera. Allá, en los tiempos en que vestía camisas dos o tres tallas más grandes.

En los líricos de la composición que la cuadrilla inglesa no contempló en 1986 como sencillo de The Queen is Dead por capricho del guitarrista Johnny Marr, se concibe a la muerte como una salida sanadora y hasta poética. Morrissey la hace de copiloto en el coche de su gran amor, a quien le pide no ir a casa porque no se siente parte de hogar alguno. Por el contrario, le implora conducir y seguir adelante tanto como pueda; vagar, vagar y seguir vagando: «And if a double-decker bus crashes into us… to die by your side is such a heavenly way to die…»

Más allá de las muchas teorías, el ferviente admirador de Goethe y Wilde jamás ha explicado de manera contundente el significado del corte que coescribió en 1985 con el engreído Marr, quien sí reconoció en algún momento el valor de esta gema, mas no se arrepintió de dejarla fuera de la órbita comercial y de dar ese privilegio a «Bigmouth Strikes Again», esa sí. su preferida.

«Como fanático del pop, admito que todos mis discos favoritos tienen alguna canción que podría haber sido single y no lo fue, así que ‘There is a Light…’ pertenece a esa estirpe. Es una brillante y soberbia pieza de álbum y reside en la cúspide», declaró Johnny.

La historia ficticia de enamoramiento desmedido ha sido comparada una y otra vez con Rebel Without A Cause, una de las cintas más recordadas de mediados del siglo pasado.

Porque curiosamente en el filme el joven Jimmy Stark, interpretado por James Dean, se muestra harto de los sinsabores familiares, abandona la casa y se marcha en el automóvil de su amada sin importarle mucho lo que pueda suceder en las horas siguientes. De nuevo desesperación y velocidad sobre ruedas.

Tras la disolución de The Smiths, pandilla que en un santiamén se hizo referente de los provincianos inadaptados con una fórmula buena, bonita y barata, Morrissey y Marr han interpretado «There is a Light that Never Goes Out» en sus respectivas giras, cada uno a su modo. Y dicen los que más saben y los que han atestiguado varios de esos recitales que ninguno de los dos registra canción más ovacionada en su set. Apabullan los gritos cuando suenan las notas iniciales de un corte convertido por los feligreses en loa incandescente.

Luminosa, inmortal, cruda y cientos de veces exhumada por quienes se han atrevido a versionarla digna o vergonzosamente, la pieza es el punto G del legado de The Smiths. La canción inoxidable que coloca a «Moz» en estado de gracia, sabedor de que puede callar y únicamente mirar las gradas, mientras la masa hace lo suyo y, a la vez, lo hace suyo.

Y él, descamisado o no, se deja apretujar.

2 respuestas a “Hay una canción que jamás se extingue”

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