Gorra, abdomen pálido pero cuadriculado, tenis, ropa deportiva Adidas, voz de macho, trusa blanca Calvin Klein asomándose, sugerente movimiento de cadera y consecuente griterío de las quinceañeras.
Mark Wahlberg no era Mark Wahlberg en 1991, era Marky Mark. Así, nombre rítmico, gracioso, en onda. Así se propuso ser el nene cuando irrumpió en el cosmos como rapero con el single «Good Vibrations» de la mano de los Funky Bunch.
El sencillo era preciso para la época: bailable, adictivo, estructurado con los versos meteóricos del género, pero a la vez distinto a los de las voces afroamericanas. Era el pre Eminem, el chico blanco amante del basquetbol -deporte de reyes negros-, una nueva especie, un usurpador encantador, otrora adicto a la heroína, vulgar peleonero y, por ende, habitante alguna vez de una correcional para menores que lo enderezó «a la mala».
«Básicamente mi música soy yo. Crecí en la calle, sé lo que es estar metido en problemas. No estoy particularmente enfocado en las chicas o en las canciones de amor. Mi música le queda a la gente con la que crecí», dijo el entonces joven de 20 años en una entrevista al aire libre en San Francisco, enfundado en el jersey de local de los Sonics de Seattle, equipo de la NBA.
El sencillo, compuesto por M.C. Spice, Dan Hartman, Mark y su hermano mayor Donnie (New Kids On The Block), y en el que aparecía un sampleo de «Love Sensation», de la cantante Loleatta Holloway, impulsó al álbum Music For The People a alturas inimaginables en el verano de ese año, adjudicándose pronto ventas de platino.
«Mi música no dice otra cosa que no sea el cómo soy yo. Sólo yo… de principio a fin. Y me da gusto poder expresarme», refería en aquella charla el rapero blanco, luciendo brazos fuertes y sonrisa con labios frescos. Burbujeaba juventud.
Con todo y el título idéntico al de una famosa composición sesentera de los Beach Boys, el 5 de octubre de 1991 «Good Vibrations» llegó al tope del Billboard 100, listado en el que se mantuvo por 20 semanas. No podía pedir más Marky Mark, estrella que sólo seis años después brillaría pero en un firmamento completamente diferente, en el cine, haciendo el papel de un actor porno en Boogie Nights, largometraje de Paul Thomas Anderson.
Y ahora sí… Mark se llamaría Mark y se apellidaría Wahlberg, negando una y otra vez su exitoso pasado como rapero y llegando a ser en 2017 el actor mejor pagado de Hollywood.
En julio de 2016, cuando se cumplieron 25 años del hit, Mark ya no se mostró tan reacio a reencontrarse con los Funky Bunch para revivir viejas glorias.
«Tal vez lo haría en un momento adecuado y por una buena causa… o simplemente por diversión. Aunque admito que no extraño mucho eso», dijo.
«I wanna see sweat comin’ out your pores, on the house tip is how I’m swinging this, strictly hip hop boy I ain’t singing this…»
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