«I’m always wanting more, anything I haven’t got, everything, I want it all, I just can’t stop…»
1996 fue uno de esos años «raros» en la vida de Robert Smith… porque en diversas charlas con la prensa se le escuchó mencionar una palabra que resguardaba a uno de sus grandes enemigos en la vida: la felicidad.
Se trataba del mismo hombre espectral y melancólico de siempre, pero envuelto en un halo distinto, con un hogar fijo y estable en Londres y más cercano a amigos y familiares.
Así se lo confesaba el músico de 37 inviernos a Mark Brown en aquel año: «La gran diferencia es que ahora tengo un lugar para vivir. Había perdido contacto con todos y no trataba con nadie ajeno al círculo de la banda. Literalmente me quedé sin amigos e invertí mi año de descanso en reencontrarme con mi familia, con mis sobrinos y con viejos amigos».
En el plano musical, The Cure volvía con Wild Mood Swings, una placa que motivó en demasía a Robert y que incluso fue tildada por él como la mejor de su carrera, aunque con el paso del tiempo los críticos, y no pocos fanáticos, concluirían exactamente lo contrario.
«Want» abría el disco con vehemencia y con una letra que hablaba del deseo permanente de conseguir más y más cosas… porque nunca nada era suficiente. Tal vez aludía al pasado de Smith y a esas épocas que precisamente obstaculizaban su realización como ser humano. Épocas oscuras y desbalanceadas, épocas muy Cure.
«Siempre piensas que la situación puede ser más fuerte y mejor, más intensa y que te puede hacer más feliz. La mayor parte del tiempo no se da cuenta de qué tan bueno es algo sino hasta mucho después, cuando ya todo ha cambiado», reflexionó el británico en entrevista con Pop Magazine.
«Cuando experimentas momentos de gran intensidad, éstos suelen ser tan etéreos e indefinidos que se acaban antes de lo esperado. En cierto sentido, aún busco esos instantes, pero a la vez he empezado a aceptar que muchas veces están llenos de nada y que, tal como lo digo en ‘Want’, uno no puede vivir otra cosa que el presente. Parecería una letra ésteril, pero creo que uno se siente mejor cuando acepta las cosas como son. Hoy estoy mucho más feliz que en cualquier otra etapa en mi vida».
Y en muchos de los conciertos durante The Swing Tour, efectivamente, se le vio más contento.
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