Todos de pie, alaridos al aire y mientras Dave Keuning sostiene un hilo de sonido con su guitarra, la multitud corea en sincronía perfecta: «I got soul but I’m not a soldier, I got soul but I’m not a soldier«.
Brandon Flowers pastorea a las masas y deja que éstas hagan lo suyo… y repitan y repitan y repitan, mientras él recupera fuerzas. Este himno de estadio que suena como parte del set del Battle Born Tour es para dejar la aeronave en piloto automático durante el tiempo que le plazca a Keuning.
Al mirar las gradas y el canturreo al unísono en Wembley, resulta difícil creer que esta melodía se le haya ocurrido al joven Brandon cuando era un mero recolector de propinas en Las Vegas. Un simple chaval de dentadura perfecta que amaba la música de David Bowie, pero que no descuidaba sus funciones serviles como botones del Gold Coast Hotel and Casino porque, a falta de una educación escolar completa, tal empleo representaba la totalidad de sus esperanzas.
Había cierta ilusión al formar The Killers junto a Keuning, aunque no necesariamente grandes expectativas. Como sea, al mormón ya le había venido a la cabeza esa idea que después se transformó en canción y luego en un epicentro de veneración a multitudinaria.
«¡’All These Things That I’ve Done’ era yo intentando emular a Lou Reed! Me lo imaginé cantando el coro», manifestó Flowers a The Quietus en octubre de 2008. Describía así el quinto track del Hot Fuss, disco debut del cuarteto de Nevada. Una composición de los primeros tiempos, de los meses en que la incertidumbre era mitigada con visitas frecuentes al mexicanísimo Chapala (su restaurante favorito en Las Vegas), de las épocas del todo qué ganar y del nada qué perder. Y de los ratos de escuchar a U2 para intentar sonar similar a Bono.
«Cuando cocinaba esa canción estaba realmente inmerso en el disco All That You Can’t Leave Behind, de U2. Pienso que fue un excepcional regreso para ellos, me impactó la gran cantidad de canciones geniales que había en ese álbum. Hubo una formalidad cercana al espíritu de U2 y traté de canalizar eso», dijo el hombre siempre sencillo que, incluso hasta 2006, seguía manejando su añejo Hyundai con todo y una ventanilla eternamente quebrada.
Pero a pesar de tales líneas de influencia irlandesa, Flowers ha reiterado una y otra vez que ésta, como algunas otras piezas de The Killers, ha emanado de su admiración y devoción al gran Lou Reed, además de admitir de manera descarada que la línea de bajo fue copiada de «Slow Burn», de David Bowie.
Una ensalada de sabores legendarios es «All These Things That I’ve Done», ese coro masivo que alimenta como pocas canciones los shows del cuarteto y que parece no caducar, especialmente cuando este «botones» de peinado incorruptible convence a sus clientes de recompensarlo a lo grande, cada noche, durante un par de horas.
“I got soul but I’m not a soldier, I got soul but I’m not a soldier, I got soul…“, y así hasta que se le acaben las vidas al rock.
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