Sucedió el 12 de febrero de 1993 en el centro comercial The Strand de Liverpool. Denise se distrajo y por un momento apartó la vista de su hijo James Bulger, de escasos dos años de edad.
Robert Thompson y Jon Venables, dos chiquillos de 10 años, tomaron a James y se lo llevaron en dirección a una vía de ferrocarril, recorriendo cuatro kilómetros.
Tiempo después una investigación demostraría que inexplicablemente al menos 38 personas vieron pasar a Jamie, visiblemente angustiado, sin que nadie cuestionara o detuviera a los malhechores.
Al llegar a un sitio alejado, ambos niños torturaron y golpearon al pequeño y después lo abandonaron, sobre las vías del tren, ya sin vida. El cadáver de Bulger fue hallado dos días después, horrorizando a todo un país a razón de la crueldad expuesta y la edad de los asesinos, quienes fueron captados por una cámara de seguridad del centro comercial justo en el momento del rapto.
Thompson y Venables fueron arrestados y posteriormente condenados a 10 años de cárcel, pero en 1999 un tribunal de Derechos Humanos consideró que el proceso no había corrido adecuadamente y en junio de 2001 fueron liberados, además de que se les dio nuevas identidades, por temor a represalias violentas a propósito del repudio de toda una sociedad.
En su declaración confirmaron que caminaron con Bulger algunos kilómetros por la ciudad, llegaron a las cercanías del ferrocarril y le lanzaron a la víctima pintura en los ojos. «Comenzamos a tirarle piedras», dijo uno de los niños en su testimonial. «Se caía, pero una y otra vez se levantaba. Al final, acabamos con él con una barra de hierro». Acto seguido, le cubrieron la cara con piedras sobre la vía y le dejaron el resto al próximo tren, aunque la víctima ya había fallecido.
Un juez atribuyó los hechos a que, tres semanas antes del suceso, el padre de Venables había alquilado la película Child’s Play 3, en la que un muñeco es secuestrado y dos niños le lanzan pintura a la cara y después dejan que un tren lo aplaste.
Pocos meses después, esta tragedia fue el tema de uno de los cortes que incluyó la banda irlandesa, The Cranberries, en su disco No Need To Argue.
«How, how could you hurt the child, how could you hurt the child? Now, does this make you satisfied, satisfied, satisfied? I don’t know what’s happening to people today, when a child, child, child, child, he was taken away…«.
Entre enojo y lamento fue escrita «The Icicle Melts», una de esas canciones no populares ni mediáticas de la agrupación encabezada por Dolores O’Riordan, quien no pudo menos que mostrar su indignación por los hechos.
«Si esos chicos hubiesen sabido que les esperaba la horca, supongo que no habrían cometido el crimen. La horca debería volver a ser el castigo por asesinar. Sé que puede sonar duro, pero así lo creo», dijo O’Riordan.
Sobre la sociedad británica de aquel tiempo colgó una duda atronadora: ¿los asesinos sabían lo que hacían?
De Thompson no se ha tenido noticias en años recientes, pero Venables acaparó titulares en 2010 al regresar a prisión por guardar pornografía infantil en su computadora.
Parece que la edad no cambia comportamientos ni esencia.
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