Como sucedía en aquel célebre jueguito ochentero en el que, mientras más lejos estaba uno de hallar a alguien escondido, recibía los gritos de «¡Fríooo!, ¡fríooo!», el primer jonrón de la banda Alphaville, titulado «Big in Japan», fue un choque de frustración para quienes durante años intentaron aproximarse a las verdades detrás del sencillo.
La marea humana se fue por la fácil: afirmar que Marian Gold se había inspirado en el milagro económico japonés. «Things are easier when you’re big in Japan, oh, when you’re big in Japan«, entonaba el cantante al final del coro. Y era justamente 1984, año en que medios como el diario español El País enaltecían a la nación nipona con encabezados como «El milagro económico son los japoneses» o publicaban elocuentes sentencias como «Mientras Japón ha podido copiar los sistemas y las tecnologías de otros países, y ha llegado a superarlas, de Japón nada puede copiarse.»
Pero Alphaville ni siquiera conocía el boom de los asiáticos. Era mucho pedir. El grupo de Münster era un vil trío de chavales inquietos, mal peinados y «fríos», fríos» en cuanto a las tendencias elementales de la moda. Nenes excitados con sus sintetizadores tratando de retratar en sus primeras entregas algo del viejo Berlín con el simple propósito de hacerse interesantes y convertirse algún día en máquina tragamonedas del synthpop alemán.
Una tarde, camino a verse y enchularse la dentadura con su dentista, Gold traía el cerebro agitado. En su condición de mente maestra del grupo, no dejaba de repasar y pulir la línea de bajo de este naciente corte y al mismo tiempo sudaba por concretar el tejido lírico. Un manantial de versos le hizo avanzar absorto, pisando charcos sin ver, hablar ni escuchar.
«En aquel entonces tenía un par de amigos viviendo en condiciones deplorables en el oeste de Berlín. Algunos de nuestros amigos estaban esclavizados a la droga y se ubicaban cerca del zoológico de la ciudad a consumir heroína, así que empecé a escribir de ello. La canción es acerca de la atmósfera de la droga de finales de los setentas», contó a la revista Songwriting. «Es una historia ficticia sobre una pareja de enamorados que busca escapar de las drogas, son conseguirlo. Se imaginan a sí mismos en una especie de tierra paradisíaca en la que están libres de toda sustancia, pero jamás logran llegar ahí. Una historia un tanto trágica.»
Pero… ¿y el título del single?, ¿y aquella alusión a Japón? Otra bobada de Marian. «Saqué la idea de una banda inglesa llamada Big In Japan (…) Había comprado su disco justo antes de componer la canción y cuando empecé a escribir las letras, recordé ese nombre», justificó sin más.
Gran ironía es que a esa alineación originaria de Liverpool se le llegó a llamar «superbanda», no por sus grandes logros, sino porque sus integrantes gozaron del éxito luego de que el proyecto se eclipsó en menos de cinco años. El más famoso fue Holly Johnson, compositor de «Relax», salvaje gema que, entre otras cosas, se devoró los ochentas y terminó impidiendo que «Big in Japan» de Alphaville llegara al primer lugar del chart alemán.
«Fue una coincidencia en extremo bizarra toparnos en la cima», recordó Marian años después, sin orgullo, sin celos.
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