La vida de Andy Bell es todo menos común: acumula 27 años de éxitos como vocalista de Erasure… y casi 14 con VIH.
Su guerra es día a día, sale de gira con un sinfín de medicamentos que a nadie muestra, pero conserva la idea de que hay miles de enfermos en peor condición que él y eso lo anima, lo mantiene respirando como si no hubiera un intruso maligno en su interior. Su alma está intacta, limpia.
«Tener VIH no es tan espantoso, aunque me gustaría vivir sin retrovirales y que mis días fueran distintos. Sé que hay miles y miles de casos peores que el mío», me dijo Bell hace meses durante una entrevista.
En la Navidad de 1998, mientras vacacionaba en Mallorca, presentó un fuerte cuadro de neumonía y tras algunos exámenes se enteró que padecía el virus, sin embargo decidió revelar dicha enfermedad hasta 2004.
Para su desgracia, los males de Andy no pararon ahí, ya que su excesivo consumo de cocaína le causó una necrosis avascular (pérdida de la entrada de sangre a los huesos), que derivó en una doble cirugía de cadera. Sin dejarse ver por la prensa, caminó durante un buen tiempo auténticamente como mono.
Ni siquiera en el ramo musical la vida del artista ha sido común, ya que su llegada en 1985 a Erasure se dio tras ver un anuncio en el periódico en el cual Vince Clarke, ex Depeche Mode, solicitaba vocalista para formar una dupla electrónica. Andy, entonces un simple empacador de carne, fue el elegido.
27 años, cientos de conciertos y muchas lágrimas después, han vendido un estimado de 30 millones de discos. Si bien en épocas recientes han dejado de aparecer en los listados, colocaron 24 hits al hilo en el Top 20 de Reino Unido y, para 2009, 34 de 45 sencillos suyos se habían instalado en el Top 40 del chart británico.
Abundantes sonrisas en escenarios en los que otros llorarían. Brillo en total oscuridad. El éxito en los tiempos de VIH.
Opina en Radiolaria