RADIOLARIA

… esa sofisticada banda de Bélgica que todos han escuchado en algún momento, pero que pocos ubican.

Como sea, no puedo dar menos que una recomendación tardía a quienes, por cualquier motivo, no se hayan topado con las elegantes notas del trío que encabeza Alex Callier, uno de esos genios anónimos con quien tuve la oportunidad de charlar por teléfono hace pocas semanas.

Blue Wonder Power Milk, su álbum más aplaudido, salió hace ya 13 años, y como todo trabajo redondo, no tiene fisuras ni goteras sonoras a lo largo de sus 12 cortes y un bonus track oculto. Al respecto, los conocedores y críticos de Hooverphonic han coincidido en que la banda no ha vuelto a lograr tal sonido, ni en el muy cercano The Magnificent Tree (2000) ni en el más reciente esfuerzo, The Night Before (2010) que, desde mi perspectiva, es una joya.

El mérito de Callier radica en que, además de ser un notable compositor, ha sido también un seleccionador audaz y preciso. «Hoover» ha contado con tres vocalistas (siempre mujeres) a lo largo de su carrera, y en ningún caso se puede decir que una sea inferior a otra. Como en todo, hay gustos y en eso no me meto.

Valga, entonces, la recomendación de dedicar un rato a los temas de estos europeos que, como dice su líder en las siguientes líneas, cuidan todo para que el círculo no sólo se complete con música de calidad.

«La imagen es muy importante porque se trata de cómo nos vemos como banda y cómo nos ven. Son tan importantes las canciones como la ropa que usamos, así como las fotos con las cuales decidimos mostrarnos al mundo. Me gusta la música, el cine, el video, así que busco involucrarme hasta en la manufactura de los clips y a la vez trabajamos con gente talentosa y con buenos diseñadores».

Estética total, multiangular. Eso es Hooverphonic.